Este tema tiene dos aspectos. Uno el científico sobre el mal que hace esta droga. Daña el cerebro y destroza el estómago y los pulmones. El crack es como la basura que sobra de la cocaína. Y además su efecto dura poco por lo que incita a buscar nuevas dosis a como sea.
La otra es la carencia que tenemos al intentar curar al drogadicto. Cuando un adolescente o joven te dice “Yo quiero salir de la droga”, ¿a dónde lo enviamos?. Existen algunos centros, pero insuficientes y por lo general costosos. En este sentido para los pobres no hay lugar.
Luego vienen las contradicciones en la lucha contra la droga, La policía no puede entrar donde se vende si no hay orden de la fiscalía, como dice la ley. Pero la fiscalía es lenta en actuar. En ocasiones los narcos se enteran antes de que vayan por ellos y nada se encuentra. Para colmo en pocas horas, con frecuencia están libres. Y a comenzar de nuevo. Unos el negocio y los otros la búsqueda de los primeros. Al final, poco se consigue. O muy poco. En ocasiones se parece a un juego. Y así llevamos años.
Nuestra juventud se está destrozando por el crack ante nuestros ojos y no actuamos con eficacia. ¿Por qué?. Tal vez estemos esperando que lo consuma alguno de nuestros hijos. Entonces levantaremos el grito al cielo.
La otra es la carencia que tenemos al intentar curar al drogadicto. Cuando un adolescente o joven te dice “Yo quiero salir de la droga”, ¿a dónde lo enviamos?. Existen algunos centros, pero insuficientes y por lo general costosos. En este sentido para los pobres no hay lugar.
Luego vienen las contradicciones en la lucha contra la droga, La policía no puede entrar donde se vende si no hay orden de la fiscalía, como dice la ley. Pero la fiscalía es lenta en actuar. En ocasiones los narcos se enteran antes de que vayan por ellos y nada se encuentra. Para colmo en pocas horas, con frecuencia están libres. Y a comenzar de nuevo. Unos el negocio y los otros la búsqueda de los primeros. Al final, poco se consigue. O muy poco. En ocasiones se parece a un juego. Y así llevamos años.
Nuestra juventud se está destrozando por el crack ante nuestros ojos y no actuamos con eficacia. ¿Por qué?. Tal vez estemos esperando que lo consuma alguno de nuestros hijos. Entonces levantaremos el grito al cielo.
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