Edito la carta que Mons. Juan J.
Aguirre, obispo misionero de Bangassou, que acompañó al Papa Francisco en África
Central.
“¡Gracias
Papa Francisco por haber venido! ¿Cómo todo un Papa viene
a pisar la tierra roja de este país ensangrentado por la sangre de tanta pobre
gente?
Sin embargo, querido Papa Francisco, no quisiste chaleco antibalas, te subiste en el Papa móvil sin blindar, para que todos te vieran mejor y te pusiste a hablarnos de paz y reconciliación. Cosas sencillas pero que necesitábamos mucho volver a oírlas.
Sin embargo, querido Papa Francisco, no quisiste chaleco antibalas, te subiste en el Papa móvil sin blindar, para que todos te vieran mejor y te pusiste a hablarnos de paz y reconciliación. Cosas sencillas pero que necesitábamos mucho volver a oírlas.
Recién llegado, pasaste
por el mismo lugar en la avenida Combatant en la que, hace poco menos de un
mes, representantes de un grupo radical fueron
linchados con palos y machetes.
Tocaste a los niños desplazados, que han
perdido casa, familia, escuela. Te paseaste entre ellos, gracias porque denunciaste sin paliativos que muchos de aquellos niños y jóvenes habían
sido utilizados por criminales como carne de cañón y esclavas sexuales.
¡Entraste el mezquita de Koudoukou sin
miedo a las balas! El Imán Layama Kobina no estaba allí porque se la tienen jurada
incluso muchos de los suyos, pero la habían pintado y aderezado sólo para ti
Papa Francisco, porque decían que era un gran honor que pisaras sus esteras con
tus pies desnudos. Cinco minutos quisiste rezar donde suele predicar el Imán,
en silencioso recogimiento.
Sólo después nos
saludaste con una gran sonrisa. No sé si los violentos te
escucharán, pero sé que los que te escuchamos quedamos
sobrecogidos. Lo mismo cuando hablaste en la escuela de Teología protestante y te acercaste a la escuela musulmana.
Un Papa en Bangui sin chaleco antibalas cuando dos días antes los
kalasnikof no dejaron de tronar allí mismito,
cerca de la Nunciatura.
Gracias
porque nos has dado valor y esperanza, porque no te callaste, porque miraste a
la cara a los pobres. ¡Ojalá que te quedaras para siempre!”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario