En el ejercicio de este derecho, y en tiempos como los que vivimos, lo primero que se nos ocurre es el de la protección física. En forma de guarda espaldas o de policía privada y pública, que nos permita dormir y pasear tranquilos.
Pero, hoy me estoy refiriendo a otra protección.
El niño tiene el derecho en la familia o escuela a no ser envenenado con odios o ideas falsas. Añadimos el derecho del niño a ser protegido en su integridad física. Las empresas, asociaciones y cooperativas tienen el derecho a ser defendidas contra todo aquello que las pueden destruir. Y las personas, mientras no se pruebe su culpa están protegidas por la presunción de inocencia.
Y lo mismo ocurre en la política.
El gobernante, elegido democráticamente, tiene el derecho a tener la libertad y el apoyo y los medios económicos y humanos necesarios de todos, para cumplir su misión en bien de todos.
Desgraciadamente hemos conocido Presidentes que, en ocasiones concretas, fueron amenazados en su accionar libre por la presión de intereses egoístas, fueran de personas o instituciones. También, presidentes cuya gobernabilidad se vio constantemente amenazada por el acoso de los otros poderes.
Aunque, a decir verdad, tanto como esta desprotección a algunos gobernantes nos han dañado, y más, la voracidad impune de robo y el despotismo de otros.
Pero, hoy me estoy refiriendo a otra protección.
El niño tiene el derecho en la familia o escuela a no ser envenenado con odios o ideas falsas. Añadimos el derecho del niño a ser protegido en su integridad física. Las empresas, asociaciones y cooperativas tienen el derecho a ser defendidas contra todo aquello que las pueden destruir. Y las personas, mientras no se pruebe su culpa están protegidas por la presunción de inocencia.
Y lo mismo ocurre en la política.
El gobernante, elegido democráticamente, tiene el derecho a tener la libertad y el apoyo y los medios económicos y humanos necesarios de todos, para cumplir su misión en bien de todos.
Desgraciadamente hemos conocido Presidentes que, en ocasiones concretas, fueron amenazados en su accionar libre por la presión de intereses egoístas, fueran de personas o instituciones. También, presidentes cuya gobernabilidad se vio constantemente amenazada por el acoso de los otros poderes.
Aunque, a decir verdad, tanto como esta desprotección a algunos gobernantes nos han dañado, y más, la voracidad impune de robo y el despotismo de otros.
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