La opinión generalizada es que sí. Sin embargo aparecen algunas impugnaciones que el anterior Secretario General de las Naciones Unidas ha puesto sobre la mesa.
Personas oriundas de Asía o de África, en las que el sujeto social primario no es el individuo sino el grupo o la tribu, que son los que aseguran el respeto a los derechos de las personas, echan de menos que menos que nada se diga de estos estamentos intermedios.
El mundo musulmán ve una contradicción entre el Derecho Islámico y los Derechos Humanos tal como están promulgados, especialmente en lo que toca a la mujer, la libertad de elegir religión y la aplicación de penas corporales. Y quieren enmarcarlos de acuerdo a las religiones y culturas de cada país. Consideran los DD.HH aprobados en San Francisco demasiado occidentalizados.
Finalmente, el hecho de que 2.000 millones de personas sufran actualmente hambre y de que mueran al día 35.000 niños por desnutrición , hecha por tierra la universalidad efectiva de los DD.HH. No atacan su contenido (como las otras corrientes) sino la ineficacia en su aplicación.
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Sin duda. La muerte diaria de 35.000 niños por hambre dejan al descubierto que los Derechos Humanos son papel mojado y un texto de buenas intenciones. Nada más.
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