CARTA DE
MARINA KUE
Leida el
15 de junio de 2014 en la misa celebrada en Marina Kue, Curuguaty. Y lleva la
firma tres obispos, sacerdotes, religiosas y de 243 campesinos y campesinas
presentes al acto.
A TODOS NUESTROS
COMPATRIOTAS
Somos un grupo de obispos, Mons. Melanio
Medina, Mons. Cardenas, Mons. Oscar Paez, sacerdotes, religiosos/as y
laicos/as campesinos/as.
Como cristianos queremos comprometernos por
vivir en una Patria donde quepamos todos, disfrutando de una vida digna.
El motivo que nos mueve es únicamente el deseo de contribuir al
bien común de todo nuestro pueblo. Nos impulsa a ello la fidelidad al
Cristo que puso su casa entre nosotros para que todos tengamos vida en
abundancia.
Muchas son las heridas que nuestro pueblo soporta desde
hace tiempos inmemoriales. Especialmente nuestros hermanos indígenas y
campesinos, en los que se concentra la mayor parte de la pobreza de nuestra
nación.
Para una conciencia cristiana, esta situación es
absolutamente inaceptable y para una conciencia ciudadana, patriota y sana, es
intolerable.
Paraguay es bendecido por Dios con riquezas
naturales invalorables como el agua, la tierra y la producción abundante de
alimentos.
Esa riqueza, la conciencia patriota y cristiana, el sufrimiento de los pobres y el
justo deseo de construir una sociedad verdaderamente pacífica y fraterna nos
lleva a escribir esta carta.
MASACRE de Marina Kue en Curuguaty
Ahora, cuando se cumplen dos años de la masacre de Marina Kue el
15 de junio del 2012 en Curuguaty, queremos insistir hoy en este tema,
Lo más trágico ha sido la muerte de 17 paraguayos pobres,
policías y campesinos, y la secuela de sufrimientos en sus familias. Toda vida
humana es sagrada y su defensa es para la Iglesia un deber y una tarea impostergable.
También nos golpea muy fuerte las injusticias que han soportado
los compañeros campesinos presos en Marina kue, las dos huelgas de
hambre de casi 60 dias de algunos de ellos para lograr la prisión domiciliaria, la renovación de otro juicio para
Rubén Villalba.
Lo que ocurrió en Curuguaty no fue un hecho aislado o producido
por un grupo que aparecieran de pronto.
Las ocupaciones campesinas se suceden ininterrumpidamente
desde hace décadas. La pobreza en el campo, especialmente en
algunos departamentos es agobiante e intolerable (falta de vías de
comunicación, mala o casi nula presencia de instituciones de salud, de
educación, de vivienda, escaso socorro a la población más vulnerable: ancianos,
niños, madres abandonadas, falta de una verdadera Reforma Agraria). Y todos
estos problemas están en la base de hechos luctuosos como el ocurrido en
Curuguaty.
La Conferencia
Episcopal se ha ocupado numerosas veces de este
problema campesino.
En 1963 en la carta “EL PROBLEMA SOCIAL PARAGUAYO
declaró: “Somos un pueblo de agricultores y es precisamente el sector agrícola
el que ha sido golpeado con mayor crueldad por el desequilibrio social que
estamos padeciendo”. (n° 6).
En el año 1983 emitió un documento sobre “EL CAMPESINO PARAGUAYO
Y LA TIERRA” donde señalaba como principales problemas: “el
empobrecimiento del campesino, la especulación sobre la tierra, la
concentración en grandes propiedades, la apropiación de campos comunales, los
desalojos, la desconfianza en la actuación de los jueces”.
En ese mismo documento ya proponía como tareas a largo
plazo (han pasado ya 31 años) “la necesidad de revisar cuidadosamente la
existencia de latifundios, especialmente los improductivos y asentados en
terrenos aptos para la agricultura, en cuyas proximidades existen numerosos
campesinos sin tierra, o sin tierra suficiente para un digno desarrollo de la
persona humana”.
Por su parte, el Consejo Pontifico “Justica y Paz” de la Santa Sede elaboró en
el año 1997 el documento “Para una mejor distribución de la tierra” en el que
dice: “Para al Doctrina Social de la Iglesia el latifundio está en neto
contraste con el principio de que “la tierra ha sido dada para todo el mundo y
no solamente para los ricos”, de modo que “no hay ninguna razón para reservarse
en uso exclusivo lo que supera la propia necesidad cuando a los demás les falta
lo necesario”. (n° 32).
El Papa Francisco en la exhortación apostólica sobre “EL
ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL” nos insta a trabajar, como parte de
la evangelización, en la inclusión de los pobres y en la construcción de una
sociedad justa y pacífica, porque “son partes del anuncio gozoso de la
buena notica comunicada por Cristo”.
Además Curuguaty, por el uso que después hicieron de
el los políticos, no pensamos que haya sido un hecho casual.
Más bien sospechamos que fue una excusa bien pensada para meter miedo al
campesinado que invade tierras y dar un golpe parlamentario a
la Democracia.
Por todo ello, los firmantes de esta deseamos exponer al pueblo
cristiano en particular, y a todas las personas de buena voluntad. Las
siguientes reflexiones y propuestas:
- Lamentamos la muerte violenta y en
circunstancias todavía no aclaradas de 17 compatriotas y hermanos nuestros.
Cada una de esas vidas es para nosotros sagrada y pedimos que se haga justicia
cuanto antes y se esclarezca la muerte de las 17 personas sin discriminación ni
exclusión ninguna. Añadimos el asesinato posterior de Vidal Vega, que nos parece
fue una verdadera quema de archivo.
- Exigimos que el juicio de los campesinos
presos se realice en Asunción y que no comience hasta que se esclarezca
oficialmente que las tierras en la que entraron eran fiscales, según el
documento emitido por el INDERT.
- Exigimos, antes o en el juicio, la liberación
de todos los presos de Marina Kue, que todos son inocentes y la liberación de
todas las impugnaciones dadas sin causa a los campesinos de Marina Kue.
- Queremos que la tierra de Marina kue,
tierras fiscales, sean dadas a los campesinos y familiares víctimas de la
masacre con las ayudas necesarias para su pleno rendimiento. Esto lo
exige además una campaña internacional actualmente con éxito en marcha.
-Deseamos la pacificación y la seguridad en nuestra sociedad ya
que ellas son elementos imprescindibles para el desarrollo integral que todos
buscamos sobre todo para nuestro pueblo campesino pobre, por tanto tiempo
explotado y postergado.
Pero, a la vez y con todo respeto, queremos señalar al
Gobierno que la paz y la seguridad verdaderamente humanas son imposibles si no
van acompañadas de la justicia, la equidad, el amor y la búsqueda del bien
común.
Que este hecho de la masacre de Marina Kue en Curuguaty sea la
ocasión para toda la sociedad paraguaya de revisar la situación de los
campesinos, de los indígenas y de los casi tres millones que padecen
pobreza en el Paraguay.
El Papa Francisco nos ilumina con absoluta claridad a este
respecto: “La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no
puede esperar… los planes asistenciales, que atienden ciertas emergencias, sólo
deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan
radicalmente los problemas de los pobres… atacando las causas estructurales de
la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún
problema. La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que
deberían estructurar toda política económica” (EG 202, 203).
En nuestro país esas reformas estructurales pasan por una
reforma agraria seria y sostenida, por una reforma fiscal imprescindible,
por la inversión en los derechos sociales: trabajo, salud, educación,
vivienda, seguridad social y por
una política transparente y honesta.
Los firmantes de esta carta ofrecemos
esta reflexiones, nuestra mediación y compromiso, con un sentimiento
sincero de servicio a todos los paraguayos sin excepción, a los más
pobres de un modo especial y por fidelidad al gozoso mensaje de Jesucristo, un
mensaje de alegría, de paz, de justicia, de amor, de libertad e igualdad que
estamos seguros encontrará su plenitud en el cielo, pero que Cristo ya lo
quiere iniciado y realizándose aquí en la tierra.
Nos solidarizamos también con todas las víctimas de muertes
violentas y de extorsiones inhumanas como el secuestro de Arlan. Denunciamos
estos hechos como contrarios al plan de Dios y contrarios a nuestra conciencia
y valores humanos y cristianos.
Firman
Mons. Melanio Medina Mons. Cardenas, Mons. Oscar Paez
Sacerdotes, religiosos/a y doscientos cuarenta y tres campesinos
y campesinas de Marina Kue, Curuguaty.
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