La comunidad educativa tiene cada día una convivencia más difícil y, ciertamente, por causa de todos sus protagonistas.
La juventud en su búsqueda de vida no pocas veces se pierde en callejones sin salida y tensa corre sin rumbo. Y esto repercute en todo lo que le rodea.
El profesorado víctima de las necesidades y manipulaciones del momento, a veces toma decisiones que le favorecen, sin contar la aceptación de los educandos.
Y los padres golpeados por una vida incierta se repliegan en la indiferencia, agobiados por no poder entender, ubicarse y dominar las situaciones nuevas que les superan.
Quedan todavía los planes de estudios mal hechos o deficientemente cumplidos y la falta de presupuesto necesario para contar esa educación de calidad.
La juventud en su búsqueda de vida no pocas veces se pierde en callejones sin salida y tensa corre sin rumbo. Y esto repercute en todo lo que le rodea.
El profesorado víctima de las necesidades y manipulaciones del momento, a veces toma decisiones que le favorecen, sin contar la aceptación de los educandos.
Y los padres golpeados por una vida incierta se repliegan en la indiferencia, agobiados por no poder entender, ubicarse y dominar las situaciones nuevas que les superan.
Quedan todavía los planes de estudios mal hechos o deficientemente cumplidos y la falta de presupuesto necesario para contar esa educación de calidad.
Resultado: mucha tensión y fracaso escolar.
Por eso es necesario un pacto social en la comunidad educativa. Pacto que no puede venir solamente desde el Ministerio, ni del cuerpo de profesores, ni de los pocos padres y madres que se prestarían a emplear tiempo en esto. Tampoco de solos los alumnos. Y por supuesto no tendría que inspirarse en la sola experiencia pasada, sino ser prospectivo y adelantarse al futuro.
Este Código de la Convivencia de cada Comunidad Educativa es un paso decisivo hacia delante. También, un adelanto del Pacto Social Nacional que tanto necesita nuestro Paraguay.
Por eso es necesario un pacto social en la comunidad educativa. Pacto que no puede venir solamente desde el Ministerio, ni del cuerpo de profesores, ni de los pocos padres y madres que se prestarían a emplear tiempo en esto. Tampoco de solos los alumnos. Y por supuesto no tendría que inspirarse en la sola experiencia pasada, sino ser prospectivo y adelantarse al futuro.
Este Código de la Convivencia de cada Comunidad Educativa es un paso decisivo hacia delante. También, un adelanto del Pacto Social Nacional que tanto necesita nuestro Paraguay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario