EL TSUNAMI QUE AÚN SACUDE AL MUNDO

He leído despacio artículos sobre la actual crisis mundial, sus causas y consecuencias. Sobre sus soluciones, en verdad, pocos me llegan. Tal vez porque no abunden.

La crisis nació en los países del norte por la codicia de los bancos y grandes corporaciones. Conocían el peligro y se lo callaron y nos mintieron y siguieron dando dinero prestado. Luego, cuando explotó todo, la solución fue financiar a los mismos bancos y grandes corporaciones. A nosotros nos tocó seguir en la pobreza aun más pobres.

Este “tsunami que aún sacude al mundo” (Barack Obama). Está destruyendo países y haciendo infelices a millones de familias.

Y el reflexionar en todo esto me produce una gran indignación contra la codicia de los que la hicieron nacer y contra a quienes dieron los subsidios a bancos y corporaciones culpables en lugar de enviarlos a la cárcel.

Indignación, también, en nuestro Paraguay, contra los que, desde la política o desde el poder económico por mezquinos intereses partidarios, nos dividen y frenan en este momento difícil y nos empujan a seguir en la pobreza aun más pobres y haciendo mayor el número de los que se hunden en la miseria.

Todo esto ni Dios lo quiere, ni el Pueblo paraguayo se lo merece. Y en todo esto aun estamos demasiado dormidos y sin reaccionar.