Son las Maras de Nicaragua, Guatemala o el Salvador. Nacieron en la década de los 80. En un principio jóvenes de zonas pobres que se agrupaban para defenderse en la desprotección estructural que sufrían. Actualmente son peor caratulados. “Las maras son violentas. Negarlo sería un absurdo. Más aún, son llamativamente violentas. A veces con un grado de sadismo que asombra. Y por consiguiente extienden un miedo que antes nunca se había visto”.
Su nombre viene de las hormigas marabuntas, que se comen destruyendo todo lo que encuentran a su paso. Antes la sociedad destruyó a estos jóvenes con todos los medios con que lo hace en todo el mundo. Pero, lo más grave es que fueron, además y sobre todo, víctimas de guerras, represiones, asesinatos en sus familias, campos de exterminio, torturas, enrrolamento obligado por el ejército cuando niños, violaciones de todo género etc..etc.. en un grado antes no visto. Y la respuesta joven a tanto mal recibido, es su realidad de hoy. Las maras tienen de rodillas a la sociedad.
¿Son tan fuertes las maras que no puedan ser controlados?. ¿Es que en cierto modo convienen al sistema?.
Su nombre viene de las hormigas marabuntas, que se comen destruyendo todo lo que encuentran a su paso. Antes la sociedad destruyó a estos jóvenes con todos los medios con que lo hace en todo el mundo. Pero, lo más grave es que fueron, además y sobre todo, víctimas de guerras, represiones, asesinatos en sus familias, campos de exterminio, torturas, enrrolamento obligado por el ejército cuando niños, violaciones de todo género etc..etc.. en un grado antes no visto. Y la respuesta joven a tanto mal recibido, es su realidad de hoy. Las maras tienen de rodillas a la sociedad.
¿Son tan fuertes las maras que no puedan ser controlados?. ¿Es que en cierto modo convienen al sistema?.
Hay quienes afirman que sí. No presentan el peligro de ninguna alternativa que lo pueda sustituir. Y, sobre todo, dan la excusa para criminalizar las protestas sociales.
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