Muchos paraguayos y paraguayas han emigrado a países extraños. Al comienzo con mucho dolor. Luego, acabarán adaptándose, aunque solamente sus hijos serán los que vivirán en plenitud. Los padres serán una generación bisagra, a la que se exigió mucho sacrificio.
Cuando he hablado sobre este tema, alguien me ha dicho “Si las cosas son así, yo nunca seré emigrante”.
Y sin embargo, toda la generación adulta de hoy resulta que somos emigrantes no en otras tierras, sino en otros tiempos, muy diversos a los que nos criamos y vivimos hasta hoy.
Cuando he hablado sobre este tema, alguien me ha dicho “Si las cosas son así, yo nunca seré emigrante”.
Y sin embargo, toda la generación adulta de hoy resulta que somos emigrantes no en otras tierras, sino en otros tiempos, muy diversos a los que nos criamos y vivimos hasta hoy.
La música de siempre cada día queda más atrás y ya no atrae tanto. Las familias no son de un solo tipo sino de muchos diferentes. No vamos a trabajar en lo mismo durante toda la vida. Los hijos han aprendido muchas más cosas que sus padres. Las creencias religiosas van adquiriendo nuevas formas. La cultura comienza a ser otra. Son tiempos nuevos en los que entramos forzadamente, nos gusten o no. Y en ellos hemos de vivir y, siempre, ser felices y hacer el bien.
Este es el comienzo del siglo XXI. Época de descubrimientos. De adaptación. Con muchas cosas maravillosas. Con bastantes otras detestables. Con el mandato de Dios, que está vigente, de seguir administrando la Creación. No para destruirla sino para hacerla avanzar. A ella y a nosotros. Realmente estamos en un tiempo alucinante.
Este es el comienzo del siglo XXI. Época de descubrimientos. De adaptación. Con muchas cosas maravillosas. Con bastantes otras detestables. Con el mandato de Dios, que está vigente, de seguir administrando la Creación. No para destruirla sino para hacerla avanzar. A ella y a nosotros. Realmente estamos en un tiempo alucinante.
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