Tal vez no y yo sea el primero. Pero, esto no me quita la preocupación sino que la acentúa.
Por no saber vivir en compañía de otros, las parejas se rompen, las familias son aglomeración de personas sin fuertes lazos. No hay en ellas prácticas de comunicación, empatía, defensa mutua o amor. Los partidos y movimientos políticos se dividen y subdividen. Lo más triste es que todos estos grupos sociales comenzaron bien y con grandes ilusiones, pero terminan mal.
¿Por qué esto se agrava más y más?
Nos hablan de que somos más egoístas, y más inmaduros que antes. En unos porque la vida les fue demasiado fácil y a la menor dificultad caen. En otros porque la dureza de la vida los ha destrozado e inutilizado.
No se con certeza que opinar de todo esto.
Pero, la práctica me dice que, por no saber vivir en la compañía de otros, somos solitarios, insociables. Nos comportamos según el adagio “Homo homini, lupus” (el hombre para el hombre es como un lobo”. Y esto nos destroza en todas las circunstancias de la vida, dejando como huellas solamente ruinas y ceniza. Lo más triste es que en muchísimas ocasiones son los niños los que quedan más desamparados.
En toda educación de niños, jóvenes o adultos el saber vivir juntos es una de las principales asignaturas.
Por no saber vivir en compañía de otros, las parejas se rompen, las familias son aglomeración de personas sin fuertes lazos. No hay en ellas prácticas de comunicación, empatía, defensa mutua o amor. Los partidos y movimientos políticos se dividen y subdividen. Lo más triste es que todos estos grupos sociales comenzaron bien y con grandes ilusiones, pero terminan mal.
¿Por qué esto se agrava más y más?
Nos hablan de que somos más egoístas, y más inmaduros que antes. En unos porque la vida les fue demasiado fácil y a la menor dificultad caen. En otros porque la dureza de la vida los ha destrozado e inutilizado.
No se con certeza que opinar de todo esto.
Pero, la práctica me dice que, por no saber vivir en la compañía de otros, somos solitarios, insociables. Nos comportamos según el adagio “Homo homini, lupus” (el hombre para el hombre es como un lobo”. Y esto nos destroza en todas las circunstancias de la vida, dejando como huellas solamente ruinas y ceniza. Lo más triste es que en muchísimas ocasiones son los niños los que quedan más desamparados.
En toda educación de niños, jóvenes o adultos el saber vivir juntos es una de las principales asignaturas.
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