Dos países de América Latina están enfrentados a su reconstrucción. Chile con toda su potencia económica. Haití en su pobreza más espantosa.
Miles y miles de familias en la pobreza más absoluta en ambas naciones por causa de los terremotos. Todas sueñan con tener lo que perdieron.
Pero, si no se remedia, los que saldrán beneficiadas serán las grandes empresas de la construcción. Para ellas habrá sido una bendición el que millones de personas hayan quedado a la intemperie.
Y esto es lo que muchas personas nos preguntamos. ¿No habrá una propuesta alternativa para que los mismos que perdieron sus viviendas ganen los beneficios de un trabajo que es esencial para ellos, que perdieron todo?.
Pablo Monje, profesor universitario chileno, en ALAI-amlatina, ha insinuado algunas manaras de un beneficio colectivo. Por ejemplo, que haya una política de autoconstrucción de viviendas por medio de corporaciones regionales que permitan que las comunidades mismas definan sus proyectos habitacionales, con apoyo de técnicos de universidades del lugar y con equipos profesionales contratados entre ellos mismos. La plata necesitada sería la misma, pero los ingresos de ganancias por el trabajo de construcción revertiría en los mismos afectados y no será ganancia de empresas que nada sufrieron en los terremotos.
Pero, este mayor sentido social y equitativo, ¿lo permitirá el sistema de mercado que soportamos?.
Miles y miles de familias en la pobreza más absoluta en ambas naciones por causa de los terremotos. Todas sueñan con tener lo que perdieron.
Pero, si no se remedia, los que saldrán beneficiadas serán las grandes empresas de la construcción. Para ellas habrá sido una bendición el que millones de personas hayan quedado a la intemperie.
Y esto es lo que muchas personas nos preguntamos. ¿No habrá una propuesta alternativa para que los mismos que perdieron sus viviendas ganen los beneficios de un trabajo que es esencial para ellos, que perdieron todo?.
Pablo Monje, profesor universitario chileno, en ALAI-amlatina, ha insinuado algunas manaras de un beneficio colectivo. Por ejemplo, que haya una política de autoconstrucción de viviendas por medio de corporaciones regionales que permitan que las comunidades mismas definan sus proyectos habitacionales, con apoyo de técnicos de universidades del lugar y con equipos profesionales contratados entre ellos mismos. La plata necesitada sería la misma, pero los ingresos de ganancias por el trabajo de construcción revertiría en los mismos afectados y no será ganancia de empresas que nada sufrieron en los terremotos.
Pero, este mayor sentido social y equitativo, ¿lo permitirá el sistema de mercado que soportamos?.
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