Lograr que exista un Pueblo con metas
colectivas comunes, apoyadas por el compromiso de organizaciones juntas y
unidas no es fácil.
No es el resultado de un hecho. Puede
nacer de él, pero es un largo proceso en el que se van dando etapas. Ojalá
estas etapas sean siempre hacia delante, porque de otra manera el proceso no
serviría para nada porque se haría interminable.
Comienza por la concienciación de
pocos y a su alrededor van como cristalizándose grupos. Etapa de una división
inclusive continuada. Pareciera que esos grupos solamente dan grupúsculos
crecientes y siempre menores. Etapa desesperante porque llegamos a creernos que
nacimos para dividirnos.
Hasta ahora o hasta hace muy poco este
pareciera ser el sino de nuestro país.
Pero vamos avanzando en el proceso.
De la tendencia centrífuga, estamos
pasando a la centrípeta o al menos comienzan a darse las dos.
Esos grupos, unos pequeños y otros más grandes, sienten la necesidad de ser mayores. Es
demasiado pronto para fundirse en uno sólo, pero se yuxtaponen en alianzas (más
o menos pasajeras) o en plataformas, que duran más porque van adquiriendo
ciertas formas comunes.
Y comienzan a caminar juntos.
Curiosamente las bases entonces corren más que las cúpulas, pero estas tienen demasiados impedimentos para integrarse demasiado. Por problemas de toda índole. Ideológicos,
personales, históricos, económicos, organizativos, etc, etc.
Algunas formaciones ya casi caminan
juntas. Pero todavía no están unidas. Y conste que pongo como meta la
unión verdadera en la que cada uno conserva su propia identidad.
Alguno me comentó sobre este tema, que
esto ocurrió el primero de Mayo por los alrededores del Panteón de los Héroes.
Grupos por separados y grupos juntos
pero no unidos. Aspectos de unidad muy
valiosos, pero todavía incipientes.
Incipientes, pero que ya son un adelanto
para lo que había antes.
Recuerden que estamos en un proceso
hacia delante.
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