“Existen muchos estudios sobre la situación del hombre y de la mujer
latinoamericanos. En todos ello se describe la miseria que margina a grandes
grupos humanos. Esa miseria, como hecho colectivo, es una injusticia que clama al cielo”.
Así comienza el documento sobre la
JUSTICIA aprobado en Medellín por los todos los obispos de la Iglesia católica
en 1968.
“Quizás no se ha dicho suficientemente
que lo esfuerzos llevados a cabo no han sido capaces en general de asegurar el respeto y la realización de la
JUSTICIA en todos los sectores de las respectivas comunidades nacionales”.
“Las familias no encuentran muchas veces
posibilidades concretas de educación para sus hijos. La juventud reclama su
deseo de ingresar en la universidad. La mujer su igualdad de derecho y de hecho con el hombre. Los campesinos mejores condiciones de vida. La creciente clase media se siente afectada por la falta de
expectativa. Se ha iniciado un éxodo de profesionales
y técnicos a países más desarrollados. Los pequeños artesanos e industriales
son presionados por intereses mayores y no pocos grandes industriales de
Latinoamérica van pasando
progresivamente a depender de empresas
mundiales. No podemos ignorar el fenómeno de esta casi universal frustración de legítimas aspiraciones, que crea el clima de
angustia colectiva que estamos viviendo”.
Por favor vuelva a leer este párrafo
escrito hace 47 años en Medellín en la segunda reunión de todos los Obispos Católicos
de América Latina. Piense
en el actual PARAGUAY.
¿Es esta nuestra situación?
En lo que estamos igual o peor, ¿qué
personas, partidos grupos han tenido la culpa? ¿Siguen, todavía en el poder y
actuando? ¿El Pueblo en general estamos reaccionando en contra? ¿Todos o unos
pocos?
Esto se escribió hace 47 años. Pienso
que y que ha llegado la hora de despertarnos.
Despertarnos significa estar bien
enterados de lo que ocurre. Exige el unirnos para aumentar nuestra fuerza.
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