Unas elecciones
municipales en las que abunde la compra de votos, son unas elecciones falsas,
en las que los votos no eligen al candidato mejor según la conciencia de cada
uno, sino que gana en las que más plata invierte. No hay democracia sino
plutocracia. Y si, además, en ellas el TSJE calla el fraude son
ilícitas y dignas de ir a Tacumbú los gobernantes corruptos…
Mucho se ha escrito de
los partidos que compran votos. Hoy escribo para los paraguayos que se venden.
Son menos culpables que
los partidos compradores de votos. Pero, vendiendo sus votos nos hacen un mal a
todos, y por supuesto, a ellos mismos, incalculable.
Me dan como excusa
principal que son pobres. Y tienen razón en lo
terrible de su pobreza.
Pero, quienes los han
hecho pobres los empobrecieron para que comprándoles luego los votos, puedan
seguir por más años corruptos en el poder.
Por otra parte, ¿qué
ganaron vendiendo sus votos por un 30, 40 o 100 mil guaraníes? ¿Solucionaron sus
vidas? Ciertamente de ninguna manera. Sólo comieron tres días. Y ¿luego?
Queda el problema vergonzoso de su
dignidad vendida. Como a los antiguos esclavos se vende su persona,
precisamente, en la ocasión de poder aparecer públicamente como libres.
Peor, todavía, porque no
son sus amos los que los venden en el mercado, son
ellos mismos los que van al mercado a
venderse.
¡Qué pena, que vergüenza,
qué ignominia!
Haciendo esto, dejan de
ser ciudadanos y se convierten en clientes.
Me duele decir todo esto,
porque los que venden sus votos son los más empobrecidos. Los que
son predilectos de
Dios.
Desde la causa de Dios
los partidos que organizan este mercado no son cristianos y cometen un grave pecado contra
Dios y una gran falta de ciudadanía contra el
Paraguay.
Compañero ciudadano
empobrecido, no te conviene vender tu voto. Únete a la lucha de los libres.
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