Terrorista es aquella
persona u organización que para conseguir sus fines emplea el miedo
con la muerte. Así además amedrentan y acallan las voces
que defienden causas que no son las que les conviene a ellos.
Estamos ante un caso de terrorismo de estado y empresarial.
Por las malas
condiciones de trabajo de la Línea 49 y descubrirse además no
pago y retraso del IPS (con la muerte por falta de cuidados del hijo de
un chofer) decidieron formar un sindicato y al día siguiente
fueron cesados en el trabajo 51. En esta situación de desamparo no se encontró
otro camino que la crucifixión de 20 de ellos. Así llevan ya cuatro meses (120
días).
El ministro
de trabajo está obligado a cumplir el art. 96 de la Constitución sobre la
libertad de formar un sindicato sin tener que pedir autorización previa, con
solo presentarla al Ministerio de Trabajo. El Ministro lleva cuatro
meses poniendo chicanas. La última es ridícula: faltan dos firmas
directas. Se le avisa que no podían formar porque estaban con las manos
clavadas en el palo. Ha sido necesario que esto lo atestigüe una escribana
y tampoco el Ministro responde.
El patrón
un diputado del PLRA, para desgracia del Paraguay, echó a choferes y se reserva
el derecho de admisión a su voluntad y uno a uno. Nada de sindicato.
La pregunta es qué
lazo de fraternidad oculta, coima, etc… une a esos dos, personajes.
O si sólo los sostiene la voluntad del que juró ser presidente de
todos los paraguayos y ahora dice que “los sindicatos frenan la marcha de las
empresas”. De las suyas también, donde no existen.
Guillermo Sosa, Celso
Maldonado y Horacio Cartes esperan que uno de los crucificados muera
y que por miedo los demás abandonen. Esto es terrorismo de estado
y empresarial.
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