Se acerca el fin de año y todos
los que venden algo incentivan ya la propaganda de sus productos. Un
momento este muy oportuno para hacer una fuerte crítica de quienes quieren
hacernos valer no por lo que somos sino por los bienes y cosas, aunque
sean inútiles, que tengamos.
Trato este tema desde una visión cristiana, no meramente social (lo cristiano exige todavía más) y por eso
me inspiro en el teólogo José Antonio Pagola.
“Nuestro modelo de sociedad y de
convivencia que configura nuestro vivir diario
no está basado en lo que cada persona es, sino
en lo que tiene. Lo importante es “tener” dinero, prestigio, poder, autoridad…
El que posee esto es el que sale adelante y triunfa”.
Y curiosamente este enfoque de la vida, que nos parece el más natural, en realidad no es sino la expresión de un sistema económico bien
materialista.
Desde pequeño el niño es educado en él.
Cualquier fiesta tiene que ir acompañada de regalos. La educación se concibe
como la preparación a una competición en la que los mejores serán los que amontonen en el futuro más riquezas
individuales o familiares.
Todo esto empobrece en humanidad, pues
las necesidades de cariño, celebraciones, amistad, etc...es atendida con objetos.
Acostumbramos a valorarnos por la capacidad de tener. Los fabricantes de celulares lo han aprendido bien y casi cada mes sacan un nuevo modelo con algo nuevo que enloquece a muchos.
Dejemos hablar a Pagola: “Por eso cobra
especial relieve en nuestros
días la invitación de Jesús a valorar a las personas desde su capacidad de
servicio y solidaridad y no de poseer”.
“La grandeza de una vida no se mide por
la grandeza de cosas que
poseemos, ni por el éxito que ha
conseguido, sino por la capacidad de servir y
de ayudar a otros a vivir más humanamente”.
Una pregunta preocupante: ¿somos
cristianos?
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