lunes, 1 de febrero de 2010

CADA ESCUELA, UNA FAMILIA

Se acercan las clases y desearía dar una sugerencia a los compañeros profesores.

Les recordaba otro día que el Papa Benedicto XVI había pedido en su visita a la ONU que todas las naciones vivieran unidas como una gran familia. Imitándolo, deseé que formáramos en el Paraguay también una familia nacional.

Por eso creo que no es pedir mucho que el claustro del profesorado en escuelas y colegios vivan como una familia. Se trata de ir al fondo del “ser familia” y procurar vivir su espíritu (amor, unión, defensa, servicio y respeto) en todas sus manifestaciones de la vida escolar.
Esto significa el rechazo del poder en el varón por serlo. En vivir colectivamente la igualdad. Y junto a ella la desaparición de celos, intereses de grupos ajenos a los intereses de los jóvenes (la política partidaria) o cualquier tipo de discriminación en los profesores o hacia los alumnos.

Y la razón de esta sugerencia, que por amor a la juventud que estudia, es casi un ruego, es que muchos de estos chicos y chicas no conocen lo que es una familia. Y no me estoy refiriendo a la tradicional de papá, mamá e hijos, sino a cualquiera de las 17 formas modernas de formas de serlo. Y por ello sufren, no pueden estudiar, y no se preparan en la vida para formarla el día de mañana.

Si lo conseguimos les hemos dado una enseñanza esencial para la vida.

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