viernes, 9 de abril de 2010

RECONSTRUIR HAITI SIN LOS HAITIANOS


“Al perro flaco todo se le vuelven pulgas”, dice un refrán que hoy aplico a nuestra República hermana de Haití.

En la reunión celebrada en Santo Domingo que terminó el 17 de marzo para la reconstrucción después del terremoto que mató a 222.750 habitantes y dejó millón y medio de damnificados, la propuesta final fue presentada primero a los países ricos donantes sin que los nacidos en Haití la conocieran.

Colette Lespinasse, vocera de 26 organizaciones sociales de Haití, se quejó que el “Plan de reconstrucción de Haití” fuera hecho por 300 tecnócratas a espaldas del Pueblo. Tampoco fue concebida para impulsar el desarrollo porque no incluye la eliminación de la exclusión, la dependencia económica, la centralización del poder y de los servicios y no rompe la estructura vigente de la tenencia de la tierra.
Por su parte, los miembros de la Compañía de Jesús han publicado un comunicado en el que se exige se aborde la reparación de los daños ocasionados por el terremoto con una visión de isla, con la participación conjunta de los gobiernos de Haití y Santo Domingo y que se deje participar al Pueblo haitiano.

Mi único comentario es que las naciones poderosas del mundo no acaban de aprender la lección más necesaria, ni aun cuando son solidarios: tener confianza en los mismos Pueblos de las naciones empobrecidas que desean ayudar.

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