Cuando los cristianos leemos aquellas palabras de Jesús ”Estaré con
vosotros hasta el fin del mundo”, con frecuencia confundimos esta
presencia con las presencia que damos a los seres queridos que murieron.
Lo explico con un caso concreto. Quienes ya perdimos en la tierra a nuestra madre la seguimos recordando.
La amamos y
la memoria de sus consejos nos siguen ayudando en las situaciones
difíciles. Inclusive estamos
seguros que ante Dios intercede por
nosotros sus hijos. Y todo esto junto nos da el convencimiento de
que, quien nos amó tanto en la tierra, ahora no nos ha dejado solos.
Pero, la presencia de Jesús después de su muerte y resurrección es muy diferente.
No es un pasado recordado. Por supuesto que cuando leemos su Evangelio
hacemos más vivas las palabras y los hechos de Jesús. Pero su
presencia es algo, mucho más, que ese algo que pertenece al pasado. La
presencia de Jesús está “presente” y desde la Fe es real. No lo vemos,
porque el resucitado ya pertenece a otra dimensión de vida que aun no
hemos alcanzado. Por lo tanto su presencia es invisible, pero en la Fe
es actuante en medio de nosotros.
Cito a J.A.Pagola.
“Jesús no
es un personaje del pasado, un difunto a quien veneramos y damos culto,
sino alguien vivo, que anima, vivifica y llena con su espíritu a la
comunidad creyente”
Jesús está presente allí donde dos o tres en su
nombre estén reunidos. Nuestras asambleas no son reuniones de personas
huérfanas, que tratan de alentarse unos a otros.
Cuando nos
encontramos con un hombre abandonado, despreciado y sin empleo, nos
encontramos con aquel que se solidarizó con ellos radicalmente.
Está presente en la Eucaristía alimentando nuestro Amor al prójimo, que es la señal de que amamos a Dios en verdad.
Y esta presencia de Jesús será hasta el final de los tiempos.
lunes, 27 de enero de 2014
LA PRESENCIA DE JESUS ES DIFERENTE.
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