martes, 27 de octubre de 2015

INVERSIÓN, TRABAJO Y CONCENTRACIÓN DE RIQUEZAS




Los tres términos escritos para  el ex Presidente del Uruguay Pepe Mujica constituyen  un laberinto que  llega a ser muchas veces un callejón sin salida. Escuchándole hablar de este tema, me quedé pensando.
La inversión de bienes, muchas veces del extranjero, es algo necesario. Ella crea rutas, fábricas, construcciones, etc… y con todo ello trabajo.  Y esta necesidad brota de la falta de plata nacional para tantos emprendimientos urgentes. Alguna plata tenemos a este nivel pero la falta de patriotismo de sus dueños prefieren invertirlas en el extranjero. No se fían de sus conciudadanos.
Siempre las inversiones acuden donde van a ganar más y con ello aumenta la concentración de las riquezas en pocas manos.
¡Qué problema!
Porque las inversiones además exigen ventajas, sin ellas no vienen  o se van a otra parte.
Pero, sin inversiones no hay trabajo y crece la pobreza y la desesperanza. Y las protestas y se desestabiliza la nación.
A la inversión hay que cuidarla, porque la necesitamos, pero también exigirles porque un trabajo sin leyes laborales justas nos convierte en esclavos en su traducción moderna de dictaduras.
Por otra parte, la inversión decíamos que acumula plata  y su tendencia es llevársela toda a su país  o a donde  rinda más.
¡Qué equilibrio tiene que hacer el gobernante  entre estas  tendencias contradictorias!
 ¿Qué hacemos?
Pepe Mujica  no da recetas. Esta encrucijada la supera a todas. Por eso su respuesta es orientadora: “Necesitamos respuestas globales y no perdernos en detalles pequeños”.
 En concreto:  todo lo que hay que limitar, conceder, orientar,  legislar y decidir en este encuentro de estos tres términos tan contrapuestos (inversión, trabajo,  concentración de la riqueza) tiene  que tomarse a nivel global y  en esto ponerse de acuerdo todos, así se avanza. De otro modo  la  inversión concentradora de riquezas irá solamente a la parte más débil para sacar el mayor provecho.


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