Los jóvenes con los que trabajo en el Aula de Formación de Mil Solidarios, muchas veces hablamos de que en el Bañado vivimos como en una caja de zapatos. Con horizontes demasiado cortos y con muy pocos cuestionamientos. En estas circunstancias muchos se agobian y caen en las evasiones de la droga y del sexo. Este estrechamiento de miras nos convierte en una sociedad ensimismada, con vida estacionada, con acumulación del pasado y bloqueo para el porvenir.
Recuerdo el ejercicio que hicimos un día soñando lo que sería la vida de cada uno de ellos en el año 2025, cuando acabadas sus carreras en la Universidad vivieran plenamente sus vidas. Aquella clase les marcó una etapa nueva. Habían echado por tierra las paredes que los encerraban.
Recuerdo el ejercicio que hicimos un día soñando lo que sería la vida de cada uno de ellos en el año 2025, cuando acabadas sus carreras en la Universidad vivieran plenamente sus vidas. Aquella clase les marcó una etapa nueva. Habían echado por tierra las paredes que los encerraban.
Los que digo del Bañado Sur en pequeño lo digo también del Paraguay en grande. Necesitamos abrir las puertas y ventanas para ver otros horizontes, para quitar la humedad de haber vivido 60 años sin salir de un pantano. Para sentirnos miembros de una comunidad latinoamericana que se está despertando para ocupar el sitio que se merece en la comunidad mundial. Es interesante que la albirroja nos ha hecho sentir algo semejante.
En este sentido valoro cada día más los sueños de nuestros libertadores que saliendo de su Patria chica fueron por toda América luchando por la Patria grande sin fronteras. Y tengo la impresión de que ellos en el siglo XIX fueron más modernos que nosotros hoy.
En este sentido valoro cada día más los sueños de nuestros libertadores que saliendo de su Patria chica fueron por toda América luchando por la Patria grande sin fronteras. Y tengo la impresión de que ellos en el siglo XIX fueron más modernos que nosotros hoy.
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