martes, 20 de julio de 2010

LA VASIJA QUE NECESITAMOS

Alguna vez hemos soñado en que la crisis que atraviesa la Iglesia se va a solucionar con un papa progresista, un obispo abierto o un párroco servidor de su Pueblo. Ciertamente todo esto ayudaría. Pero, todavía no basta. Caeríamos de nuevo en otro tipo de clericalismo y seguiríamos viviendo en una Iglesia verticalista.

La salida a la crisis que tenemos solamente va a nacer de grupos y comunidades cristianas, capaces de vivir el seguimiento de Jesús en solidaridad con los más indefensos, en un permanente diálogo con el entorno y en el que la autoridad se ejerza desde el interior de una auténtica y corresponsable fraternidad.


Y, entonces, toda esta nueva cultura fundamentada en el Evangelio, este “vino nuevo” en palabras de Jesús, pedirá “vasijas nuevas” con un nueva exigencia de cambio en la estructura de la Iglesia Institución para ponerla abiertamente al servicio de la Humanidad.

Para ser verdad todo esto se necesita, con el espíritu de Jesús, un nuevo tipo de cristianos más comprometidos con la Vida; otro perfil de los que sean llamados al sacerdocio, que deberá estar abierto a la mujer; obispos elegidos según las necesidades del Pueblo cristiano; y un abandono de tradiciones secundarias que a lo largo de siglos se nos han ido metiendo y son impedimentos para avanzar.

Solamente así muchos pensamos que nuestra dos veces milenaria madre Iglesia será sal, levadura y luz en esta nueva época a la que estamos mundialmente entrando.

1 comentario:

  1. Absolutamente de acuerdo, Sr. Oliva. La historia de la Iglesia está repleta de retazos oscuros que siempre fueron superados por movimientos de una mayor espiritualidad. Necesitamos acercarnos a aquellas primeras comunidades cristianas que todo lo ponían en común. ¡Mira cómo se aman!
    En el amor y en el servicio es donde está el verdadero espíritu del Evangelio.

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