En los últimos años impulsé la construcción de una capilla, pequeña y moderna. Antes nos reuníamos bajo las estrellas. Y entonces entre todos propusimos en que íbamos a construir a la misma velocidad la capilla que la comunidad. Y si la capilla corría más, pararíamos la construcción hasta que la comunidad la alcanzara. Está de más el decir que la capilla ya existe, pero que la comunidad todavía no.
Como ha escrito el teólogo Jose María Castillo “Es más fácil construir un templo que construir la comunidad. Se maneja mejor el ladrillo que la convivencia. Y así nos encontramos ahora con muchos templos y con pocas comunidades.”
Además, esto ha sido fatal porque descargamos la conciencia yendo un rato al templo, mientras que en calle, en casa y en el trabajo nos portamos como si Dios no existiera. El respeto se guarda para el templo, no para la convivencia a todas horas y en todas partes. Nos espanta la profanación de un templo. Y no nos impresionan las constantes profanaciones contra las personas más desprotegidas.
Como ha escrito el teólogo Jose María Castillo “Es más fácil construir un templo que construir la comunidad. Se maneja mejor el ladrillo que la convivencia. Y así nos encontramos ahora con muchos templos y con pocas comunidades.”
Además, esto ha sido fatal porque descargamos la conciencia yendo un rato al templo, mientras que en calle, en casa y en el trabajo nos portamos como si Dios no existiera. El respeto se guarda para el templo, no para la convivencia a todas horas y en todas partes. Nos espanta la profanación de un templo. Y no nos impresionan las constantes profanaciones contra las personas más desprotegidas.
Y aquí viene la pregunta que José María castillo valientemente propone: “¿Creemos en el Dios que hemos encerrado en lo tempos o creemos en el Dios que está en cada ser humano. He aquí dos modelos de Iglesia que desencadenan dos formas de entender el cristianismo y la fe en el Señor Jesús”
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