Una buena pregunta para debatir. Y, sinceramente, no me es fácil encontrar la respuesta. Pero, en la revista ACCION de Julio, en la página 20 encontré esta frase: “Lo más sagrado e intocable en este país agropecuario es la propiedad privada para los grandes propietarios”.
Si esto fuera verdad, significaría ignorancia sobre lo que han repetido por siglos los manuales más tradicionales de moral cristiana. “Esta tierra que poseo será mi tierra. Pero, si faltara tierra a otros, también tiene que llegar a ellos”. Por lo tanto, la propiedad privada en sí misma no es la máxima realidad a la que nadie podrá tocar. Con palabras positivas: toda propiedad privada tiene un fin social, al que en el debe de estar supeditada.
Y este es un tema de actualidad por dos razones.
Si esto fuera verdad, significaría ignorancia sobre lo que han repetido por siglos los manuales más tradicionales de moral cristiana. “Esta tierra que poseo será mi tierra. Pero, si faltara tierra a otros, también tiene que llegar a ellos”. Por lo tanto, la propiedad privada en sí misma no es la máxima realidad a la que nadie podrá tocar. Con palabras positivas: toda propiedad privada tiene un fin social, al que en el debe de estar supeditada.
Y este es un tema de actualidad por dos razones.
Estamos visitando estos días la EXPO Agro Ganadera del 2.010. Cimentada por el esfuerzo del hombre desde la propiedad de la Tierra.
Y, todavía, sigue como una promesa incumplida la urgente Reforma Agraria Integral. Por supuesto que esta no consistirá solamente en repartir tierras. Pero, la tierra es un elemento esencial en ella. Y esta tierra que ya pertenece a la propiedad privada de latifundistas y ganaderos, tiene que alcanzar también sin impedimentos a los campesinos que partiendo de ella y con rutas adecuadas, apoyo técnico, mercados y créditos adecuados podrán vivir dignamente y alimentar al Paraguay.
Y, todavía, sigue como una promesa incumplida la urgente Reforma Agraria Integral. Por supuesto que esta no consistirá solamente en repartir tierras. Pero, la tierra es un elemento esencial en ella. Y esta tierra que ya pertenece a la propiedad privada de latifundistas y ganaderos, tiene que alcanzar también sin impedimentos a los campesinos que partiendo de ella y con rutas adecuadas, apoyo técnico, mercados y créditos adecuados podrán vivir dignamente y alimentar al Paraguay.
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