Hace
un mes, por respeto a su persona y antes de escribir públicamente quise hablar personalmente con Ud. sobre la Línea
49 y en tres ocasiones nos encontramos
en su despacho. Me dio esperanzas, pero
llegada la hora Ud. falló. No cumplió lo hablado y desde entonces se
niega a recibirme.
Por
todo lo anterior y como persona pública que Ud. es, públicamente le digo ahora
estas palabras.
Seguramente
Ud. escuchó las palabras del Papa
Francisco cuando en el Palacio de López
dijo al Presidente y autoridades que “en la voluntad de servicio de
trabajo por el bien común, los pobres y necesitados han de ocupar un lugar
prioritario”.
Este
es el problema que se le presenta a Ud.
con los crucificados de la Línea 49 y que Ud. no entiende correctamente ni según
lo que escuchó del Papa ni de acuerdo a
la Constitución Nacional
Estos
crucificados le piden cumpla la Constitución en el artículo 96 “Todos los
trabajadores públicos y privados tienen el derecho a organizarse en sindicatos
sin necesidad de autorización previa. Para la inscripción del sindicato bastara
la inscripción del mimo en el órgano administrativo correspondiente”.
Ud.
ha encajonado el documento presentado por los crucificados. Se ha rendido ante la negativa del diputado empresario de
la 49 a tener sindicato en su línea. No es correcta su conducta.
Por
otro lado, poco hace para que sean reintegrados todos los expulsados por haber
querido formar este sindicato.
Señor
Ministro de Trabajo, el crucificarse es una medida extrema de desesperación
humana ante un gobierno que ha violado en el Presidente y sus ministros la
prioridad de la que les habló el Papa y
Uds. aplaudieron. Uds. se burlaron entonces de una persona como Francisco.
Mundialmente
dos entidades que agrupan 170 millones de trabajadores rechazaron su conducta anti sindicatos que
es, desgraciadamente, la del Presidente Cartes.
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