Y
lo digo con todo respeto a las ONG, pero el Ministerio de Trabajo tiene como
objetivocon autoridad algo tan noble como que el trabajo se realice sin peligro
para las personas, sin abusos, con salario justo y sin sufrimientos.
Lamentablemente el Ministerio de Trabajo,
por el egoísmo y el poder económico y político patronal, deja de ser eso
hoy en el Paraguay.
El Ministerio de Trabajo a su favor tiene la Constitución y el Código laboral, en el que
se fija en concreto las condiciones,
derechos y deberes, de los trabajadores.
A
propósito de los 20 compañeros crucificados, algunos con los labios cosidos
con clavos, y todos ahora en huelga de
hambre, encuentro al Ministerio de
Trabajo como influenciado por el diputado Celso Maldonado dueño de la línea
49, que prohíbe sindicato independiente
en su negocio y cesó en el trabajo a 50 choferes que lo integraron. Es el poder
fuerte y no se toma ninguna medida para
llevar adelante un diálogo. El patrono marca para su bien las decisiones.
En
las actuales circunstancias los trabajadores más pobres, más explotados, que no
tienen otra ayuda ponen sus esperanzas
en el sindicato cuya existencia depende del Ministerio de Trabajo y de la
influencia de esta institución para frenar
los abusos patronales.
Los
crucificados dejaron en la mesa de entrada del Ministerio el documento para la
firma del sindicato el 30 de junio.
Hasta ahora no han tenido respuesta. Hace dos semanas se renovó. No han tenido
respuesta. ¿Por qué?
Me
dijeron que antes abandonaran la vereda del Ministerio y se lo daban porque los
comercios cercanos protestaban por su
presencia. Esta no es razón ni para
darlo ni para mantenerlo sin dar.
Significa no caer en la cuenta de los mucho que se están jugando los crucificados (salud y puesto de
trabajo).
Exigimos ya pronta solución.
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