En
el día de la primavera voy a hablar de la Primavera Democrática.
La
primavera se distingue porque termina con ella un tiempo frío y sin flores. Y
es la estación de clima más agradable y con una naturaleza más exuberante.
Estoy hablando de la primavera física, aunque esto ya no siempre se cumple. Los
seres humanos hemos destruido buena parte de nuestro Planeta Tierra.
Siguiendo
esta pauta primaveral vamos a llegar a la Primavera Democrática.
Nosotros
pasamos del invierno de una fuerte dictadura a una transición con indicios y
brotes primaverales (ejemplos, El Marzo Paraguayo y los dos años de gobierno de
Lugo), pero con una mayor manifestación de indiferencia o una conciencia muy
fría y dormida y todavía sometida. Añadamos
otras señales como algunas manifestaciones de protestas y denuncias. Pero todo
es pronto sometido y olvidado y reprimido por el gobierno actual al que no le
importa caminar hacia un invierno dictatorial, con tal de aumentar las
ganancias de los que ya son poderosos en economía.
Pero,
la semana pasada ocurrieron dos señales que nos sacudieron.
Antes,
en Chile, ocurrió un terremoto físico de una intensidad no conocida desde hacía
años. Nos sentimos doloridos y
solidarios con el país hermano.
El
viernes 18 en Paraguay, participamos de una manifestación joven que superó lo que pensábamos pudiera ser. La
parte más nueva y primaveral de nuestra
sociedad se mostró con fuerza como una realidad hermosa y un aviso a la
decrépita clase política moribunda de corrupción, que tenemos.
Por
supuesto que fue sólo un brote. Pero nació la flor. Ahora nos queda que no nos
la destrocen y que crezca y se fortalezca. En lenguaje político, que sepa
medirse con un MEC lleno de planes decrépitos y consiga la Primavera Educativa
que necesitamos.
Su
ejemplo nos llevará a una Primavera en Salud, una Primavera en la causa
campesina, etc…
¡Feliz
Primavera Democrática!
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