Lo hago como
ser humano y como cristiano. No soporto más, que sigan sufriendo los
compañeros choferes de la línea 49 (su empresario es el diputado Celso
Maldonado) que llevan más de sesenta días crucificados y una semana, al
mismo tiempo, de huelga de hambre.
Si trabajan tienen derecho a que se les pague lo
justo. También, por Constitución (Art. 96), tienen
derecho a “formar un sindicato sin necesidad de autorización
previa” y para ello “bastará con la inscripción del mismo en el
órgano administrativo correspondiente”.
Nada de esto se ha cumplido.
Todo comenzó con la muerte del hijo de uno de ellos al
no poder ser recibido en IPS por no haberse pagado por la empresa la plata
descontada al salario.
Decidieron formar un sindicato independiente (ya
existe uno amarillo) y al día siguiente fueron expulsados del trabajo
casi 50 de ellos.
Al no poder defenderse de otro modo decidieron
crucificarse y cuatro coserse la bosa, con un clavo.
Repito: Ya llevan sesenta días y ahora, además, la
huelga de hambre.
Consideración: Tenemos delante a un
representante del Pueblo que no cumple la Constitución. No nos asombra
porque no es el único que no la cumple.
Piensa él que estos compañeros choferes se van a
cansar. No conoce al Pueblo cuando decidió jugarse la vida hasta el final.
Ojalá este final trágico nunca llegue y
que antes este señor y los que lo defienden entren en razón.
Pero, si ocurriera, ya le avisamos de su autoría culposa. Ante Dios. También
ante la justicia que soportamos.
Por favor, Conferencia Episcopal, ministerio del
Trabajo, partidos políticos, sindicatos, cristianos de todas
las Iglesias, jóvenes y adultos honestos del Paraguay, actuemos todos en lo que
podamos para solucionar esta injusticia.
La semana que comienza ojalá llegue con la
solución feliz de este problema, si es que tenemos la solidaridad del papa
Francisco.
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