Son las dos personas que
más han marcado al mundo en el 2014 y que
todavía siguen entre nosotros.
Francisco desde su
elección llamó la atención. Aquel día antes de dar la bendición, la pidió con
humildad a los centenares de miles que llenaban la
plaza de San Pedro en Roma. Y, luego comenzaron a divulgarse detalles de su
vida en el Vaticano, nunca vistos en un Papa.
Su último gesto es su
felicitación a los cardenales de la curia romana por la Navidad. Elijo
dos trozos de ella.
''La enfermedad de
Alzheimer espiritual: Es decir, la de olvidar la historia
personal con el Señor, el "primer amor". Es una disminución
progresiva de las facultades espirituales... Lo vemos en los que han perdido el
recuerdo de su encuentro con el Señor...en los que construyen muros alrededor
de sí mismos y se convierten, cada vez más, en esclavos de las costumbres y de
los ídolos que han esculpido con sus propias manos''.
''La enfermedad de la
ganancia mundana, del lucimiento: Cuando el apóstol transforma su servicio en
poder, y su poder en mercancía para conseguir beneficios mundanos. Es la
enfermedad de la gente que busca insaciablemente multiplicar su poder y para
ello son capaces de calumniar, difamar y desacreditar a los demás. Naturalmente
para lucirse y demostrarse más capaces que los otros''.
En cuanto a Pepe, el
admirado presidente del Uruguay, cada vez que recibo unas palabras suyas por Facebook, las copio
porque son las que más adherentes tienen siempre.
Coincide con Francisco en
su humildad y sencillez de vida, en
su sinceridad. Un presidente único en su especie. Recuerden su discurso en la
ONU. Nadie nunca les había hablado así.
Dejo una de sus frases:
“A los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política”.
Título del artículo de
mañana día martes seis “Algo que admiró al mundo”.
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