Cuando comparamos la vida durante la
dictadura y la que llevamos ahora, siempre sale a favor de la situación actual que “Ahora tenemos libertad de expresión”.
Y, al menos, los que vivimos las dos épocas, sabemos apreciar lo que esto significa.
Sin embargo…. comienza a preocuparme cómo esta libertad está siendo coartada ahora y con
este gobierno.
Por expresarse contra los 200 despidos
en el Puerto de Caacupemí con canoas en el río, hay doce obreros presos y otros
imputados con prisión domiciliaria.
En otros ambientes, algunos ya escuchan
de sus compañeros “Si hablás así vas a perder el trabajo”. En las
manifestaciones vemos a pyragues
sacando fotos a los participantes.
Se está criminalizando a los que
intervienen en actos de protestas. Y pareciera que poco a poco va tomando forma
una verdadera política contra la insurgencia. Este solo nombre de origen USA,
habla de asesores y de acciones graves contra la libertad. Acciones realizadas,
permitidas o apoyadas por fuerzas estatales. Y, por supuesto, nunca investigadas a fondo, ni aun cuando hay víctimas mortales. Los
asesinatos de líderes campesinos son una prueba de esto.
Tomemos el caso concreto de líderes
campesinos asesinados. Es un modo selectivo de meter miedo para hacer
desaparecer la libertad de expresión. Genéricamente se achaca a sicarios.
Pareciera que estos sicarios se pasean a placer por el territorio paraguayo con
su permiso de 007 para matar. ¿Dónde está la contrainteligencia paraguaya
infiltrada en esos ambientes?
Ha llegado la hora de que no haya más
campesinos asesinados. Ni ciudadanos en general imputados
con medidas restrictivas en sus vidas. Uno de estos hechos más y la ciudadanía
en general debiéramos de encontrar modos que rompieran la
impunidad, que parecen tener.
La libertad de expresión es un tesoro
conquistado y no permitiremos que se nos quite.
El artículo de mañana es “La masacre de
Paris”.
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