Strossner repartió 12 millones de hectáreas de tierras. De ellas ciertamente 2 millones fueron a genuinos campesinos. Pero, los 10 millones de hectáreas restantes la regalo a sus amigos, a militares, a miembros del I.B.R de entonces y hasta a Anastasio Somoza.
Todos recordamos los envíos en condiciones paupérrimas de campesinos con sus familias a las selvas de Caaguazú, que recibían machetes y algunos sacos con víveres.
Actualmente una comisión presidida por el Dr. Hugo Waldino Lovera esta localizando los poseedores de los 10 millones de hectáreas, convencido que sin alcanzar esto nuestro País nunca va a ser un país fiable. Tanto más que estas tierras van pasando de unas manos a otras con títulos falsificados sobre hojas de papel y sellos que quedan de hace años, donde se ponen firmas de personas que ya están muertas.
Es necesario que comience una campaña Nacional que defienda la soberanía popular de nuestro territorio. De otro modo se esta preparando una bomba de tiempo que algún día puede explotar. Las tierras mal habidas son un problema que hay que resolver.
El primer paso sería la reinscripción de todos los bienes inmuebles, algo semejante a lo que se ha hecho con los automóviles de todo tipo, legal o no que existía en nuestro país.
El segundo, el estudio de cada titulo de posesión para aceptar solamente aquellos que no avalan a los 10 millones de hectáreas mal habidas
Todos recordamos los envíos en condiciones paupérrimas de campesinos con sus familias a las selvas de Caaguazú, que recibían machetes y algunos sacos con víveres.
Actualmente una comisión presidida por el Dr. Hugo Waldino Lovera esta localizando los poseedores de los 10 millones de hectáreas, convencido que sin alcanzar esto nuestro País nunca va a ser un país fiable. Tanto más que estas tierras van pasando de unas manos a otras con títulos falsificados sobre hojas de papel y sellos que quedan de hace años, donde se ponen firmas de personas que ya están muertas.
Es necesario que comience una campaña Nacional que defienda la soberanía popular de nuestro territorio. De otro modo se esta preparando una bomba de tiempo que algún día puede explotar. Las tierras mal habidas son un problema que hay que resolver.
El primer paso sería la reinscripción de todos los bienes inmuebles, algo semejante a lo que se ha hecho con los automóviles de todo tipo, legal o no que existía en nuestro país.
El segundo, el estudio de cada titulo de posesión para aceptar solamente aquellos que no avalan a los 10 millones de hectáreas mal habidas
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