lunes, 29 de agosto de 2011

UN PARAGUAY CON VENTANAS ROTAS



El experimento se hizo en 1969. Dos autos exactamente iguales. Uno lo dejaron abandonado en un barrio pobre de Nueva York. El otro en un barrio rico de la misma ciudad.

Pronto el auto dejado en el barrio pobre estaba destrozado. El del barrio rico estaba sin tocar. Los que discriminan a los pobres se frotaron las manos. “Son unos delincuentes”.

A los pocos días ex profeso rompieron con un martillo los experimentadores una ventana del auto intacto colocado en el barrio rico., En menos de una semana estaba en igual o peor estado que el anterior., Todo destrozado.

¿Entonces?. ¿Qué es lo que puso en movimiento en una población totalmente distinta los mismos instintos de destrozarlo?.



Ciertamente no fue sólo la pobreza. Y sí el verlo con un vidrio roto y que nada pasaba. Creó una idea de desinterés, de cosa de nadie, despreocupación , falta de freno por quien debiera de ponerlo. En una palabra : de impunidad.

Demasiadas ventanas rotas existen impunes en el Paraguay. Y, por eso mismo, cada día hay más. Guié mi mercedes borracho y nada me pasó. Lo repetiré y un día…mataré a alguien en la ruta. Añadí tres ceros a un cheque y lo supe disimular. Me convertiré en un ladrón de guante blanco. Vendí una vez mi voto en el Senado y me lo permitieron porque todos los hacían. Lo seguiré haciendo.

La impunidad es la gangrena del Paraguay.

1 comentario:

  1. Qué lindo relato y muy real a la vez, la corrupción y la impunidad es el cancer que sufre Paraguay desde hace años... pero podemos curarla, solo que cuesta mucha, mucha voluntad, y de cada uno de nosotros depende.

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