martes, 7 de abril de 2015

IDÓNEO, HONESTO Y NO POR CUOTEO POLÍTICO


Muy distinto sería el actual Paraguay si hubiéramos tenido un Defensor del Pueblo idóneo, honesto y elegido sin cuoteo político. El actual no cumple estas condiciones y debe de ser juzgado y sancionado. Y con él los dos partidos tradicionales que prevaricaron en su elección y añaden con ella un argumento más para que el Pueblo no les de su voto.
El deber del Defensor del Pueblo es  ser una pieza fundamental  para que cese la impunidad  en el Paraguay. A él le compete la investigación de las violaciones contra los DD.HH. sin ninguna limitación en personas o lugares. Emite la censura pública  por actos referentes a los DD.HH. e informa a las dos cámaras y a la ciudadanía en general de su gestión.
El actual Defensor del Pueblo,  cumplió sus cinco años de mandato y todavía lleva seis más en el  cargo.
El 12 de marzo se presentó un documento a la Presidencia del Senado en nombre de más de 20 organizaciones donde se  afirma que “La actual Defensoría del Pueblo del Paraguay nunca ha cumplido su rol fundamental en la defensa de los derechos humanos”.
 Ha sido sistemáticamente denunciada.  Sin embargo, tras 26 años de vida política pos-dictatorial, no se ha podido consolidar la democracia ni se respetan esos principios.
 Seguimos con presos políticos, se asesina a campesinos e indígenas que  luchan por sus derechos, se violan derechos laborales y aún no se han identificado los cuerpos exhumados que podrían tratarse de personas durante la dictadura.
 La Defensoría del Pueblo ha estado ausente en las más difíciles situaciones que se dieron desde que asumió el cargo. Por ejemplo en el caso Curuguaty, frente a la criminalización de la lucha campesina e indígena y las represiones y asesinatos en el marco de la lucha por la tierra.
Urge la elección de un nuevo Defensor de los DD.HH.

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