¿De dónde sacan Uds.
fuerzas para no cansarse en esta lucha por un Paraguay mejor?
Una pregunta que no se
cansan de hacerla a quienes en este asunto de Marina Kue, del paro general del
26 y en la lucha por cada injusticia que vemos, estamos grupos de cristianos
metidos, junto a otros muchos que no lo son.
Y la respuesta es
doble.
Una, común a creyentes o no, es el mirar
los ojos de los que sufren
y enternecernos las entrañas como seres humanos.
La otra, la fe en un Dios manifestado en
la resurrección de Jesús. Hablemos, hoy, de esto último.
Ciertamente Jesús
murió crucificado y en el más absoluto fracaso. Muchos de sus seguidores
creyeron que todo había terminado. Y Jesús quedó muerto y enterrado.
Pero, a los tres
días, les llegó un cita rara. Las mujeres decían que van a encontrarse en
Galilea. Algunos pensaron que era una cosa de las mujeres y de su deseo de
celebrar lo que nosotros llamamos el novenario.
Y en el entretanto
ocurrió lo nunca pensado. Uno a uno, poco a poco y, luego, en grupo por fe
cayeron en la cuenta que a Jesús Dios lo había resucitado de la muerte y que la Buena Noticia del
Reino de Dios, cobraba una
dimensión universal y se lanzaron alegres por todo el Imperio Romano a
extenderla. Al acabar el primer siglo esparcidos en pequeñas comunidades
eran alrededor de veinte mil los cristianos. Pronto esta cifra se multiplicaba.
Para nosotros los cristianos del siglo XXI la
resurrección de Jesús nos enseña que Dios es invencible porque
venció a la muerte. Por
eso es alegría y fuerza y consuelo y horizonte de vida. Como diría un gran
cristiano, Pablo de Tarso, “Todo lo puedo en el Dios de Jesús que me da
fuerzas”.
Y la Justicia es la causa de Jesús en el
Paraguay. Por eso nos comprometemos con ella.
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