Al acabar el martes el acto que llenó el Aula Magna de la UCA para tratar el tema completo de Curuguaty, me entregaron una carta de los cinco campesinos en Tacumbú que ya llevan 48 días de huelga de hambre. La copio textualmente a continuación con un sentimiento de solidaridad hacia ellos y de indignación hacia la indiferencia de los presidentes de los tres poderes de nuestro gobierno.
Esta carta es el preludio de un desenlace que
puede costar varias vidas humanas.
La carta lleva la fecha del 1 de abril y dice
la siguiente:
“Desde la cárcel de Tacumbú nos dirigimos a
todos/as para poner en
conocimiento de nuestros compatriotas, familiares, abogados y a las autoridades
nacionales, la decisión de seguir con nuestra huelga de hambre indefinida.
A pesar de que ya sentimos fuerte la debilidad
de nuestro cuerpo, volvemos a pedir que ya se resuelva la titularidad de las
tierras de Marina Kue y nuestra libertad.
Nuestra decisión está firme y junto a todo el
Pueblo seguiremos nuestra lucha hasta el final.
Si uno de nosotros muere, el estado paraguayo
y la familia Riquelme serán responsables ante Dios, nuestro Pueblo y la
Historia.
Reiteramos que no levantaremos la huelga
de hambre indefinida si no
se resuelve la titularidad de la tierra y nuestra libertad.
Marina Kue, Pueblo mba´e.
Y firman los cinco presos políticos: Arnaldo Quintana, Rubén Villalba, Felipe
Benitez, Adalberto Castro y Néstor Castro”.
Como cristiano digo públicamente que ha
llegado la hora de las definiciones. Diez días más y estos compañeros no
existirán o están en coma irreversible que les llevará a un desenlace fatal.
Hago culpables al Presidente de la República,
a la Corte Suprema
de Justicia y al Presidente del Congreso. A los tres poderes hemos visitado y explicado la gravedad. Si mueren estos compañeros
deben de caer los tres y ser enjuiciados.
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