Cuando escribo esto hay dos grupos que están
crucificados: 18 choferes y esposas de las Línea 49 por el despido de 51
compañeros y ex trabajadores de Itaipú protestando porque a ellos los
despidieron al terminar la obra y en cambio a sus compañeros brasileños
les pagaron antigüedad, desarraigo, peligrosidad, etc… La plata existía. Pero
la parte paraguaya se la guardó. ¿Para quién?
Y en este ambiente pregunto ¿Alguna autoridad sabe Ud.
que se haya crucificado alguna vez?
Me dirán que eso de crucificarse es propio de la
cultura popular, que muchos letrados consideran inferior a la suya.
El Papa Francisco dice precisamente la contrario
“No hay cultura de primera, de tercera, de segunda ni de cuarta categoría,
todos somos de la misma dignidad”. (En el León Condou).
¿Entonces por qué las autoridades nunca se
crucifican y sin embargo la clase obrera o campesina se ve obligada a
hacerlo?
Responder a esta pregunta es tocar una razón que
avergüenza.
“Porque las autoridades, que debían de estar al
servicio de los empobrecidos viven a costa de ellos y les sobra la
plata para no desesperarse. En cambio, los pobres totalmente desamparados al no
encontrar apoyo posible se ven obligados a clavarse las manos con clavos
de ferretería para defender su causa”.
Mientras tanto las autoridades ni se han enterado de
esos problemas o si los conocen son cómplices de quienes tienen la
culpa de sus causales.
Crucificarse es una muestra del dolor de los
empobrecidos que están desesperados y no saben a dónde acudir. Y es una
denuncia contra las autoridades que fueron elegidas precisamente para
cuidar y atender al Pueblo pobre. Y poco o nada hacen por ellos.
Repito lo que tantas veces he dicho. Va llegando la
hora de que como Pueblo reaccionemos.
En una democracia no debiera de hacer falta la
crucifixión para llamar la atención. Bastaría hablar.
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