Lo cual significa que tenemos que vivir
entremezclados durante la vida como el trigo
y la cizaña. Inclusive con la variante de que los buenos nos podemos
volver malos o viceversa en algunos
aspectos concretos o en distintos tiempos de la vida.
Todo esto significa mucho de humildad
(todos podemos fallar), mucho de mutuo de respeto. También mucho de cuidado para no ser usados. Aquellas palabras de Jesús
“Sean sencillos como
palomas, pero astutos como
serpientes” no han perdido
actualidad.
Voy a aplicar todo eso a un caso concreto.
Como Iglesia que somos todos los
católicos hemos de relacionarnos con todos. Es la regla de la vida (sencillos, como palomas).
Pero existe el Poder y no olvidemos
aquel dicho de que “el poder corrompe, y cuando es mucho, también corrompe mucho”. Y si, además, a esto añadimos
aquello del “usar y abusar” o lo
que “el fin justifica los medios” o las experiencias de mala memoria entre
la Iglesia aliada con el
Poder o el Poder comprando a la Iglesia, resulta que aquello de “astutos como serpientes” hay en la actualidad que
tenerlo en cuenta.
La agenda de la visita del Papa es un ejemplo. Al final, por influencia del Poder, fueron excluidos campesinos, indígenas y pobladores de Concepción y
sobraron canciones, danzas y presencia estatal.
Y, cuando el Papa marchó, sobraron
agradecimientos hacia el estado o aquella colaboración para erradicar la
pobreza, que no se hace con kits de comida y algunos animalitos sino con una
verdadera Reforma Agraria Integral.
Tenemos que vivir entre buenos y malos y
esa es la ley de la vida.
Pero, en la relación entre el Poder
constituido y la Iglesia la
relación tiene que ser cuidadosa, sobre todo cuando el Poder no sirve al Bien Común o se olvida de los pobres. Aliándonos podemos
traicionar o disminuir la Buena Noticia del Evangelio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario