El miércoles 26 la marcha a favor de los crucificados delante del ministerio de trabajo comenzó, como en tiempos
de la dictadura, desde la Plaza Italia. Marcha normal. Consignas y muchos cohetes. Por
supuesto mucha alegría. La causa era buena: apoyar a los compañeros
crucificados, 20 de los choferes de la
línea 49 por querer formar un sindicato. Por esta causa 51 choferes expulsados
hace dos meses. Para vergüenza nacional, el empresario es el diputado Celso
Maldonado.
Todo iba bien hasta que delante del ministerio de trabajo la FOPE comenzó a disparar a mansalva
balines de goma. Luego, entraron en la carpa donde están los crucificados y
dispararon más balines.
Ni en tiempos de la dictadura vimos un
salvajismo semejante. No reelección, no esta dictadura.
Exigimos el cese del jefe nacional de la policía y que el
presidente que soportamos pida excusas, perdón, por
esta represión salvaje, por estos excesos y porque queremos se cumpla la Constitución en cuanto a la libertad sindical.
El jueves 27 estuve con los compañeros
golpeados y heridos (uno tiene
la mano desgarrada).
Intenté tener una entrevista con el
ministro de trabajo. No tenía tiempo. En dos ocasiones ya lo entrevisté por esta causa y no quiere cumplir el articulo 56 de la Constitución
sobre el sindicalismo, y me nombró a Cartes, “Frena el negocio de las
empresas”.
El jueves 27, de mañana, estuve un buen rato hablando con ellos. Hablamos de todo, pero sobre todo de la dureza de una represión
desproporcionada que nadie merecía. Ni los que marchamos ni los que estaban crucificados. A no ser que esta
represión sea un aviso serio de que en adelante nunca se van permitir más
marchas reivindicativas en Asunción. Lo cual sería una señal clara de que estamos en dictadura.
Me gustaría que alguien entendido
estudiara el artículo 307 del Código
Penal Procesal para hacer una denuncia.
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