martes, 7 de diciembre de 2010

BAJAR DE LA CRUZ A LOS PUEBLOS CRUCIFICADOS


Es la oración que hago este año a la Virgen de Caacupé, porque demasiadas personas me estoy encontrando estos días por la calle con señales de pobreza. Con una bolsita de plástico con cuatro o cinco mangos. No es que lleven un postre que añadan a su comida. Por su vestimenta y su mirada triste, me están señalando que llevan ahí en esa bolsita lo único que tienen para comer hasta que encuentren otra cosa mejor.

Tal vez pertenezcan a ese 20% que viven en la miseria, de los dos millones de pobres en nuestra Patria. Y me agobia mucho que, si no lo remediamos, pasarán la vida entera en esa desolación del empobrecimiento.

Hoy escribo para esa mayoría que somos los cristianos de todas las Iglesias en el Paraguay.


Un obispo católico brasileño, Don Pedro Casaldáliga, ha escrito: “El cristiano del futuro será pobre o solidario con los pobres, o no será cristiano”. Lo que significa que por ser cristianos tenemos la obligación de unirnos a los pobres, creyentes o no, que luchan en el campo y en las ciudades por salir de ese estado de crucifixión que les amenaza con durar para siempre.

Esta tarea la tenemos que realizar todos, desde la política, la profesión, la cultura y la educación. Y no hay excusa si queremos llamarnos cristianos.

1 comentario:

  1. Querido Paí Oliva: disculpe por tardar un poco en comentar esta oración de Caacupé, que ya lo leí en el diario. Me pareció que es lo más importante que se ha escrito en el año, y refleja fielmente el deseo de superar nuestra mayor adversidad como sociedad, cual es la pobreza, y el tremendo compromiso que tenemos todos los cristianos, o deberíamos tener en esta lucha. En lo personal me he decidido a formar parte del grupo de mi comunidad a partir de esta Navidad en familia 2010 y cumplir con los compromisos suscritos en él. Y quería que sepa Ud que con sus artículos semanales, como éste, ha influido en esta decisión. Se que me espera mucho camino por recorrer, pero deposito mi confianza en Cristo, sin El cual sé que no llegaré a ningún puerto. Por otra parte soy casado y tengo dos hijos, y más allá de convertirse esto en un impedimento, quiero convertirlo más bien en un incentivo ya que considero que estamos en deuda con las generaciones venideras en la construcción de una nueva sociedad. Que Dios le bendiga, Paí, en esta Navidad 2010, y lo mantenga con buena salud porque seguimos necesitando de sus palabras de Vida y Esperanza. Vicente Gonzalez

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