“¡TODAVÍA, NO NOS HEMOS RENDIDO!”

Acaba el año y comienza el nuevo. Es el tiempo de decir palabras bonitas y de alegría con mucha esperanza. Como otras personas no he sido capaz de hacer esto. Conservo la alegría y la esperanza. No me salen las palabras bonitas. Lo único que tengo con otros es un grito: “Todavía, no nos hemos rendido”.

Se va un año terrible. Los que soñaron juntos en el 2.008 se fueron dividiendo y peleándose y rehusándose a unirse para no ser vencidos. Los que se opusieron a este sueño del Pueblo, se dedicaron a hacerlo fracasar. Y, a río revuelto, los que estaban en medio, se aliaron con Dios y con el diablo según les convenía.

Casi hemos pasado la mitad del tiempo. El 15 de agosto, no se tuvo la valentía de comenzar lo más difícil para con el ímpetu del triunfo ponerle sólidos fundamentos. La Reforma Agraria, urgente y necesaria, ¿por qué no se comenzó ese día?. La universalidad y gratuidad en la salud llegó, pero tarde. Se perdió el tiempo en el cueteo. Se burlaron del Pueblo con leyes que le hacían daño. Y seguimos como ciudadanos dormidos, callados, en el triste plagueo.

Y comienza el 2.011. El año del Bicentenario. Pero, eso que es grande es pequeño para nosotros. El 2.011 tiene que ser el año del nacimiento del nuevo Pueblo paraguayo. Y es posible, porque “todavía, no nos hemos rendido”. Pero, ¡va a costar mucho!.