Y lo decimos por varias razones.
Porque este tipo de Alianza nunca ha dado resultado en el
Paraguay y en otras
naciones del mundo.
Porque tal como está concebida esta ley
compromete el futuro del Paraguay.
Porque existen otros modos de impulsar el
futuro del Paraguay sin los peligros de esta ley de Cartes.
En la historia tenemos un ejemplo del fracaso de una acción
semejante al acabar la guerra
grande.
Carlos Pastore
en su libro “La lucha por la tierra en el Paraguay” habla de la privatización
de las tierras públicas a
empresas extranjeras, justificada por Bernardino Caballero y otros políticos de
entonces como la única manera de pagar las deudas de entonces por el estado.
Leamos a Rafael Barret en “El dolor paraguayo” o “Hijo de hombre” de Roa Bastos.
Cercano al Paraguay tenemos en
Cochabamba un ejemplo de esta privatización. Se la conoce como “la guerra del
agua” que provocó el levantamiento masivo d e la población y la expulsión de la
empresa privada extranjera.
Dos años después, se tienen “la guerra del
gas”, también en Bolivia. El gas era exportado a Chile, dejando desabastecido el mercado interno boliviano. La
reacción popular llevó al cese del
contrato público privado y la dimisión y salida del país del presidente Gonzalo Sánchez Losada.
Variadas privatizaciones
se dieron en la Argentina
que fueron un fracaso: del agua, de la electricidad de Aerolíneas Argentinas,
de los yacimientos petrolíferos, correo. Todas fueron nacionalizadas luego a un
coste excesivo.
Respecto a la misma ley APP, nos fijamos hoy
en el artículo 34. El estado entrega el bien público para que sea enriquecido y
mejorado, pero sale garante
de las ganancias que va a
tener la empresa privada.
Si por una seria de causas, aun fortuitas, estas ganancias no se dan el estado del Paraguay con sus
bienes las tiene que pagarlas.
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