Nuestro Pueblo ya harto de pobreza y necesidades.
Hace meses que se está
moviendo en manifestaciones. La respuesta, en ocasiones, por parte del Gobierno
fue desproporcionada en la represión.
La hartura ha ido creciendo y ha surgido una fecha
simbólica: el 26 de marzo.
Ante ella y al comienzo, pareciera que el gobierno
estuviera con una cierta
sonrisa incrédula.
Luego, ha comenzado a preocuparse, Y vinieron
amenazas. “Sabemos que va a haber violencia”. A no ser que el mismo gobierno las esté
preparándolas, a nadie ni
se le ha ocurrido pensarlo.
Más tarde vinieron las convocatorias. Esto no es lo
que queremos, sino un verdadero pacto social hecho entre todos, que no se hace
en vísperas de una Huelga
General, a menos que se quiera comprar a los
interlocutores.
Como nada de esto quiebra la Huelga, paro y manifestaciones,
vienen las señales de humo. A un grupo de campesinos se les da tierras. Se
hace descubrimiento de un gran contrabando. “Este gobierno lucha contra la corrupción. Es
generoso con el campesinado”.
Por favor, no nos tomen por tontos. Las que nos envían son señales
anecdóticas. Y las señales que nosotros queremos son de fondo.
No queremos unas hectáreas a campesinos, sino la Reforma Agraria Integral.
No queremos algunos alijos de contrabando aunque
sean gigantescos, queremos que
se anule la
Alianza Publica-Privada.
No queremos la subida del 10% del salario mínimo
sino una Política Pública, bien diseñada y con los fondos necesarios, para una
lucha frontal contra la pobreza.
No queremos presos políticos sino la puesta
inmediata en libertad de los que hacen la huelga de hambre y de sus compañeros
en prisión domiciliaria.
No queremos pagar la salud y los medicamentos,
porque ya los hemos pagado con los impuestos, Y si faltara plata que pongan
impuestos a la exportación de la soja.
Las señales que nos envían no nos
convencen. Seguimos hasta el
26.
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