Todavía estamos
alegres por la
gran Fiesta Nacional que fue el triunfo de la Huelga General,
Paro, Manifestaciones, piquetes y cierres de rutas y calles.
El 26 el pueblo entero
en todo el país consiguió una
victoria como nunca, conseguida por una muchedumbre
en todo el Paraguay y todo
ello se realizado con una no-violencia admirable.
La Fiesta comenzó con
un festival en la víspera y el día
26 completo fue una gran fiesta nacional. Todo éxito. Y todos los miedos que
nos quisieron meter y las amenazas, se
esfumaron como el humo en el aire.
Ahora vienen las
negociaciones.
La historia, maestra
de la vida, nos enseña que
muchas grandes victorias, en las negociaciones se convirtieron en derrotas.
Una negociación
puede fracasar porque las
dos partes o una de ellas,
no sean los mejores interlocutores o porque falten los que debieron de estar.
En concreto, ahora
queremos el Presidente de la República en persona, por supuesto rodeado de sus
asesores. Pero queremos la presencia del Presidente, principal causal de
todas nuestras
reivindicaciones. Debe de ser al más alto nivel. Y por parte del Pueblo nos deben
de representar los mejores que tengamos. Recordemos que el general que ganó una
batalla no por eso es el mejor negociador.
Una buena negociación debe hacerse
en el tiempo justo. Ni enseguida alocadamente ni dejando pasar la presión del
entusiasmo.
Y no olvidando nunca que fue un triunfo del Pueblo.
Nada de complejos de inferioridad ante un poder que nos quiso aplastar y no lo
consiguió.
Nuestra negociación
debe de tener también una estrategia. Por ejemplo, desde la posición del Pueblo
que se expresó claramente, hemos de exigir el cumplimiento antes de ciertas
condiciones para comenzar a negociar.
No va a ser fácil y sí
bastante compleja esta negociación. Desgraciadamente lo que llamamos
socialmente el Pueblo, no
vamos unidos.
Pero, ikatu kuri, ikatu jevyta.
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