Segundo año de este gobierno y alguno por su terrorismo de estado se desalientan.
La Fe en Jesús nos
dice que no estamos solos. Como perdidos en la Historia. Como
huérfanos sin un padre-madre.
No estamos
abandonados a nuestras propias fuerzas, a nuestros propios éxitos o fracasos.
Y esto es muy
importante recordarlo cuando sabemos
que los “amos” siguen siendo los mismos, que la estructura de la sociedad va a
ser intocable por mucho tiempo, y que los que elegimos para ser nuestros servidores van a seguir
burlándose de nosotros.
Pero, no nos llamemos
a un doble engaño.
Todo este fuerte
horizonte no se cambia de la noche a la mañana.
Sin embargo este
fuerte horizonte lo podemos ir desmontando piedra a piedra.
En este planteamiento
lo importante seguir adelante, con la esperanza de que un día llegaremos nosotros o, con mayor
seguridad y ciertamente, nuestras
generaciones futuras.
En estos tiempos tan
dolorosos, tengo la firme Fe
de que Jesús está con
nosotros. Y por muchas razones de Fe.
Si Jesús fue un
apasionado porque se realice el Reino
de Dios que consiste en la felicidad humana de quienes él creó, nuestra lucha
por un Paraguay nuevo
con justicia y equidad, es un capítulo de él.
En el Evangelio se conserva su palabra
de que “Estaré con ustedes
hasta el fin del mundo”, por lo tanto también en este año 2014.
Cuando nos reunimos
los creyentes en Jesús, no
son asambleas de
hombres y mujeres en orfandad
que tratan de alentarse ellos solos. “Allí donde esté reunidos en mi nombre dos
o más, allí estoy yo con ellos”.
Es urgente que los
cristianos vivamos a fondo
esta presencia de Jesús. Para crecer en la Esperanza y ponernos con más
compromiso al servicio de nuestros hermanos más abandonados y pobres. Los
olvidados del gobierno. Los campesinos, inundados, niños, mujeres, sin trabajo,
enfermos, ancianos, que son
mayoría.
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