La inundación nos echó de nuestras casas en los Bañados.
Emergencia y la Municipalidad estuvieron ausentes en los primeros momentos. Y fuimos
nosotros los que tuvimos
que buscar cómo llevar
nuestras cosas, buscar sitios en el alto, encontrar unas paredes y un techo para
cobijarnos, organizar ollas populares, etc.
Días difíciles donde la solidaridad de nuestro pueblo estuvo presente.
Así dos semanas. Luego aparecieron la Municipalidad y
Emergencia.
Y decidieron que eran las seccionales las que iban a repartir
las maderas, chapas, víveres etc. Y nosotros
nos opusimos. Se tuvo que hacer cierres de calles, tres denuncias masivas
a Emergencias, una protesta
ante la Municipalidad y muchas reuniones, para conseguir algunas promesas.
Pocas cumplieron.
Y en medio de todo esto corrió el rumor de las autoridades que
ya no íbamos a poder volver al Bañado.
Un día, la policía con papeles con el sello de EMERGENCIA NACIONAL comenzó a hacernos una
encuesta, que no nos gustó.
Una de las preguntas era si queríamos volver al Bañado cuando
pasaran las inundaciones.
La respuesta casi total es que sí queríamos volver al Bañado y por razones muy fuertes.
Primero, porque es nuestro valle, nuestro barrio. Donde hemos
nacido muchos de nosotros y donde tenemos nuestras amistades y vecinos.
En segundo lugar, porque el Bañado donde habitamos, ha significado
mucho trabajo para nosotros. Buscar escombros, quitando plata de la comida. Hacer una
casita e irla mejorando poco a
poco. Co nuestro trabajo hicimos de un
yuyal un sitio habitable y, entre todos, un barrio.
En tercer
lugar, porque allí están nuestros sueños, nuestra vida, nuestros vecinos, nuestras luchas. Y, unidos, podemos mejorarlo mucho
más.
Y, además, nuestro barrio del bañado está muy
cerca del centro de Asunción y de donde hay fuentes de trabajo. Y no aceptamos
que nos quieran llevar muy lejos, a una o dos horas de viaje en colectivo y de pie.
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