El lunes de mañana estuve visitando a Rubén Villalba en
el penal de Tacumbú.
Ruben, con otros compañeros, fue acusado en la audiencia preliminar de delitos por los que se
le pediría más de 25 años. Sin embargo, después de una huelga de hambre de 59
días a los cinco se les concedió el arresto domiciliario.
Cuando llegaron a Curuguaty, Rubén fue enviado de nuevo a Tacumbú.
Fue acusado de otro presunto delito más leve y así lo mantienen
en Tacumbú.
Encontré a Rubén enfermo. Tiene dolores de cabeza y no ve por el
ojo izquierdo por la herida
de bala que recibió en Marina Kue. Además el ojo derecho le tintinea, por lo
que ya no puede leer. El corazón le duele con una fuerte taquicardia.
Nada de esto se puede curar en Tacumbú. Pero, nada de esto
parece interesarle a la actual administración del Estado.
El lunes de tarde me llegó la noticia que el Ministerio de Salud
tenía planes de cesar en su trabajo del Bañado Sur a la funcionaria Doctora
enfermera obstetra Victoria
Paredes “por mal desempeño de sus funciones”.
Desde septiembre
de 1996, la conozco bajando todos los días al Bañado Sur para trabajar en la Clínica Parroquial. Siempre
ha sido notable su
dedicación, cercanía a la gente, sus reuniones con las mujeres para
tratar problemas de salud.
Una persona muy querida y
con un crédito a su favor desde hace 18
años.
La pregunta es ¿por qué ahora este cese como funcionaria entre
nosotros?
La respuesta quizás venga por la determinación de desalojo de
los bañadenses.
El negocio inmobiliario de Samaniego y otros exige el desalojo de los bañadenses y el
despido de aquellos funcionarios que están a favor del Pueblo.
Junto a la expulsión de la Dra. Victoria Paredes
está la de una joven madre, Cinthia Núñez, por las mismas causas.
¿Nos quedaremos en cobarde silencio?
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