Si Democracia es el gobierno del Pueblo,
con el Pueblo y para el Pueblo, da la impresión que ahora andamos mal. El
término PUEBLO como ciudadanía
organizada no es precisamente la opción del actual gobierno.
Un caso concreto de tipo económico.
Se habla de combatir la pobreza, pero se frena, se teme, se estigmatiza, se reprime a los pobres organizados.
Y la razón es muy sencilla. Los pobres organizados en su afán de
una vida con más justicia
rompen los moldes gubernamentales de lucha contra la pobreza porque va a las
causas de ella. Causas que muchas veces se originan en las mismas
políticas públicas de las autoridades de ahora, que privilegian más los que más
tienen.
Un caso concreto de tipo jurídico.
Entre el garanticismo que quiere defender a los ciudadanos de los excesos del cumplimiento de las leyes y el
eficientismo que valora más la eficacia sea como sea, la Justicia y el
Ejecutivo han optado por los
resultados. Da miedo ver las
carátulas de las acusaciones de los fiscales. Puro eficientismo que se convierte en un terrorismo de
estado. Eso no es Democracia.
Un caso de tipo social.
Samaniego empeñado a desalojar y deportar fuera de los bañados a todos los
habitantes asuncenos que llevan una, dos o cuatro generaciones solamente por un
negocio inmobiliario. 120.000 personas que son unas 20.000 familias. Todas son
pueblo, ciudadanía organizada, pero no se les respeta. ¿Esto es democracia?
Cuando hemos celebrado el Día de la Juventud, este tema de la Democracia en
el Paraguay es muy interesante para que todos, por supuesto con preferencia de
jóvenes, nos reuniéramos para estudiarlo y con el tomar el pulso a nuestra democracia.
¿Está enferma? ¿De qué? ¿Se va
deteriorando cada vez más con un autoritarismo creciente que puede llegar a
terrorismo de estado?
O goza de buena salud y es una promesa esperanzadora para esa felicidad que
queremos.
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