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Lleva
la firma de José I.Gonzalez Faus y ella cierra su escrito “¿DIOS?”
en la colección Cristianismo y Justicia.
Hoy
se acusa a los cristianos de no saber hablar de Dios. Y es que de
Dios no se habla mirando a las nubes, ni contemplándose a sí mismo
ni dando latigazos moralistas, sino mirando a esta tierra sufriente y
utópica.
Sugiero
dos modos posibles de hablar sobre Dios.
Primero
: “Amor que mueve el sol y otras estrellas”. Con esta frase acaba
la Divina Comedia del Dante. Curiosamente empalma con el primer verso
del poema “Perdido en el camino de la vida”.
Ambos
versos se empalman y muestran cual debiera de ser la trayectoria del
ser humano y como se orienta hacia Dios nuestra presencia en la
tierra: desde la explosión casi infinita de energía en la “gran
explosión inicial (big bang) a un proceso de aproximación destinado
a terminar en el “gran abrazo” (big hug) en el que Dios será
todo, se da un proceso inacabable y difícil movido sólo por el
amor, por el acercamiento.
Segundo
: “Sin confusión ni división”. La relación de Dios con el ser
humano cabe toda en estas dos palabras del Concilio de Calcedonia
(siglo V)-
“Sin
confusión” quiere decir que Dios sigue siendo Dios y el ser
humano, ser humano. “Sin división” expresa que, pese a eso, Dios
y el ser humano conforman una única realidad inseparable.
Desde
los dos focos anteriores podemos concluir con otra frase dialéctica.
Para
un cristiano, Dios es la mejor noticia que se nos puede dar. Pero, al
mismo tiempo, Dios puede ser una cuestión de importancia relativa.
Porque la mejor manera de amarle es amar lo que El ama: el Reino del
nos habló Jesús.
Los
seres humanos no se dividen hoy en si creen o no en Dios sino según
estén o no estén comprometidos ante los pobres del mundo”.
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