Un día de alegría y de esperanza. Un día necesario para el Paraguay.
Hoy más que nunca necesitamos a la
juventud.
Como protagonista del presente-futuro y
por lo tanto como electora
del futuro que todos hemos de comenzar en
este presente.
Precisamente, por eso último, esta
presencia de todos, con insistencia en la juventud, este año es muy importante.
El Poder Ejecutivo ve aumentada su
amplitud, para algunos inconstitucionalmente según el artículo 3 de la Constitución
Nacional. Y este mismo poder ejecutivo con el apoyo del Legislativo y la
corrupción del Judicial nos está llevando en una dirección, alianza con el
poder económico y olvido de los pobres.
Todo el problema con los bañadenses de Asunción,
que no aceptamos el desalojo para bien del negocio inmobiliario de unos pocos y
para destino de privilegiados, es sólo una reacción ante esto.
Y se une al problema campesino dejando desierto el interior para
negocio de los sojeros e igualmente al destrozo de los indígenas sometidos a la expansión del
agro negocio.
Y, frente a él, el grupo creciente de
ciudadanos más abiertos al bien común con
equidad, dividido y, en ocasiones, contrapuestos, pero que se va afirmando.
Cada día se marca en el Paraguay la bifurcación de los caminos. El de pocos que tiene todo y
el mayoritario que se van quedando sin nada y que busca el modo de que eso
cambie.
¿A cual de los dos apoya nuestra actual
juventud, porque siente que su
presente-futuro va por el?
Este año el Día de la Juventud debiera
de ser de debates.
Desgraciadamente no existen y, cuando los hay, todavía no debatimos ideas o concepciones
de vida sino sentimientos y colores.
El día de la juventud tiene que ser un
día de alegría y de esperanza. Por eso, de debates alegres y esperanzadores.
Sin miedo a disentir. Un gran día.
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