Leo y, sobre todo, escucho mucho. Los años cierran la boca y dan capacidad de escucha. Alguien me dijo: “No existe solamente un Paraguay” e intentó explicármelo.
Existe la República sojera-ganadera, con sus propios intereses económicos, que no comparten fácilmente. En el otro extremo, la República campesina con intereses graves porque son primarios e irrenunciables. En ocasiones se les añaden y confunden la República de los empobrecidos, mayoritaria en el País, con enormes diferencias en el interior o en las periferias de las grandes ciudades, entre los pobres y los pobres-pobres, perdidos ya en la miseria.
Existe la República de los jóvenes, generacionalmente mayoritaria, que oscila entre grandes sueños, el ser dominada por el consumismo y el desengaño político.
Existe la República sojera-ganadera, con sus propios intereses económicos, que no comparten fácilmente. En el otro extremo, la República campesina con intereses graves porque son primarios e irrenunciables. En ocasiones se les añaden y confunden la República de los empobrecidos, mayoritaria en el País, con enormes diferencias en el interior o en las periferias de las grandes ciudades, entre los pobres y los pobres-pobres, perdidos ya en la miseria.
Existe la República de los jóvenes, generacionalmente mayoritaria, que oscila entre grandes sueños, el ser dominada por el consumismo y el desengaño político.
Existe la República del funcionariado privado o público cansado de que los manoseen o acarreen. También la Republiqueta de los políticos profesionales que, con contadas excepciones, practican la carrera de usar desde el poder en provecho propio los bienes estatales.
Y allá en el fondo, alejadas pero presentes en todo, la República millonaria en economía de las 500 familias que son los amos del Paraguay.
Personalmente disiento en algunos aspectos de lo dicho. Pero si acepto como real su despedida, “Lo único que nos une a todos es la albirroja”.
Y me quedé preocupado ¿Por qué tanta división? ¿Por qué sólo nos une un juego?.
Y allá en el fondo, alejadas pero presentes en todo, la República millonaria en economía de las 500 familias que son los amos del Paraguay.
Personalmente disiento en algunos aspectos de lo dicho. Pero si acepto como real su despedida, “Lo único que nos une a todos es la albirroja”.
Y me quedé preocupado ¿Por qué tanta división? ¿Por qué sólo nos une un juego?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario